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jueves, 2 de abril de 2020

La tele-escuela


          El embole continúa, y poco a poco vamos atravesando el aislamiento preventivo obligatorio (cuarentena para los amigos) que si no pasa algo muy grave terminaría el 12 de abril.
          En realidad el embole no podría seguir mucho más sin romper gravemente la economía. Ya las empresas garcas de siempre (Techint, pero seguro hay otras) amenazan con suspender o despedir y comerciantes pillos (en general supermercados monopólicos, pero algunos chiquitos también) comienzan a aumentar los precios, total la gente tiene que comer y comprar cerca de casa...
          Por ahora no se arma bardo pero si sigue así no va a haber imagen positiva de Alberto que alcance para frenarlo . Cuanto antes empiece a funcionar de nuevo la economía mejor para todos. Entonces,  el 12 la cuarentena debería terminar.
          De este modo se ha instalado la dicotomía salud versus economía, dejando de lado otros temas como menos importantes, como el esparcimiento...


          O la educación. Y de esto voy a escribir.


          Desde sus primeros discursos pandémicos el presidente ya nos advertía que no tenía mucho apuro por reiniciar las clases. Por la dinámica escolar es improbable que alumnos de primaria o de secundaria puedan mantener el metro de distancia, y si bien los chicos no se enferman tanto, sí contagian. Hasta ahí puedo acordar. El problema es cuando empiezan las convenientes medias verdades y las mentiras.

          La principal media verdad (mentira) es que los alumnos están haciendo tareas que los profes y maestros les mandamos desde nuestras casas por internet. O que miran programas educativos. Una especie de educación a distancia pero obligatoria. Porque la educación primaria y secundaria en Argentina, son obligatorias y son un derecho, en cambio, la educación a distancia suele ser voluntaria. Yo llamo a esto la tele-escuela. Como el viejo programa telescuela técnica, pero con una e más y un guioncito.






          Es una ficción bien armada la tele-escuela. Un televidente que lo escucha a Alberto o a Trotta imagina docentes dando clases por videoconferencia mandando tareas por mail o por distintas plataformas que los alumnos realizan con ayuda de las familias, todo en un corto tiempo, reemplazando a la escuela presencial.

          No. No es así. Y no le atribuyo (por ahora) a las autoridades la intención de engañar. Una pandemia como esta no es algo previsible, provoca ansiedad y desasosiego (esta nota de una colega habla de eso entre otras cosas), así que no les atribuyo mala intención en la construcción de la ficción de la escuela a distancia (tele-escuela) por Classroom, por Edmodo o por videoconferencia usando el Zoom. Había que suspender las clases (era necesario) y había que intentar esto. Esa es la media verdad. La mentira es que se puede seguir con esto sin apuro o que la escuela por internet reemplaza a la escuela habitual.

          Aunque parezca mentira para algunos, la escuela física (el edificio, los bancos, las sillas, los libros) y el contacto humano docente-alumno en situación de enseñanza-aprendizaje no pueden sustituirse con una aplicación, o con un cuadernillo en formato pdf.

          La escuela física no se puede reemplazar a la larga y la ficción de la escuela a distancia (tele-escuela) no se sostiene. Es más, falla desde el arranque.

           Hago ahora la larga lista de condiciones que no se cumplen para que la ficción pueda volverse realidad.

    • Por empezar, es dudoso que todos los teledocentes tengan internet, wi-fi y una computadora o celular apropiado para enviar las tareas. El país no es CABA.
    • También está la posibilidad de que los teledocentes no tengan la formación necesaria. No es tan fácil el manejo de las plataformas educativas, y no se puede imponer por la fuerza.
    • Otro punto es que el teledocente no quiera ser tele. En una pandemia como esta la escuela a distancia solo se puede llevar a cabo mediante acuerdos y sugerencias. Es decir, no puede ser compulsivo, no hay teledirectores, el reglamento escolar no se me puede aplicar en mi casa. Yo no me niego, pero entendería perfectamente a un compañero docente que lo hiciera, por las razones que fuera. El estatuto del docente no prevee la tele-escuela.
    • También está el tema pedagógico. No todas las materias o temas se prestan a esta modalidad por igual. En matemática para avanzar hay que explicar, en química o física hay que experimentar. En educación física hay que jugar al vóley, en teatro hay que actuar. Y se necesita que el tipito o tipita que da clase esté ahí. Y también el alumno o alumna...
    • Lo mismo se aplica para los telealumnos. Todos los planes de entrega de computadoras fueron cortados por el gato Macri, hay muchos chicos que no tienen compu... o que no tienen wi fi... o celular … o datos.
    • Y aunque tuvieran computadoras o celular, es posible que algunos no sepan usarlos.
    • Finalmente, al igual que en la escuela física, es posible que los alumnos no quieran hacer nada y jugar a los jueguitos, o que hagan solo las materias que les gusta, en el mejor de los casos.

           Dejo acá la lista. Con estas condiciones materiales y pedagógicas que no se cumplen ya la ficción de la tele-escuela japonesa no se cumple. Y no menciono, por obvias, las condiciones económicas y sociales como el hacinamiento (hay chicos que no tienen una mesa para estudiar), la pobreza, el hambre, las adicciones y la violencia familiar, entre otras. Estas últimas son condiciones no inherentes al tele-estudio sino comunes. Sin embargo, para paliar o enfentar estos problemas, lleva la ventaja la escuela física. En la escuela tradicional, con edificio, directora. maestras y todo eso, hay espacios para estudiar y las diferencias sociales y problemas familiares o de adicciones se notan menos (y si se notan la escuela tiene herramientas para actuar), la escuela es un lugar de refugio. En el ámbito familiar, en una cuarentena, no hay refugio posible, los problemas se notan más y no hay herramientas, al menos desde la escuela.

           La escuela física da a cada alumno un espacio, en muchos casos da de comer, y presta atención a la vulneración de los derechos de los chicos (y trata de restituirlos). Además educa. No es poca cosa.

           Por eso me asusta y me preocupa cuando los funcionarios (Trotta, Alberto, y otros) declaran tan sueltos de cuerpo que no hay tanto apuro por reiniciar las clases, total, estudiamos desde casa...
           Desde casa se exacerban las diferencias, puedo imaginar que la ficción de la tele-escuela está más cerca de cumplirse en una escuela bilingüe privada que en una escuela pública en un barrio precario (pido perdón por estigmatizar pero creo que se entiende).

           La tele-escuela está bien para zafar un par de semanas... Si la suspensión de clases se va a extender hasta mayo no es tan grave pero si se va a extender hasta septiembre el ciclo 2020 se perdió. No hay telescuela que lo salve. El tiempo que se pasa en la escuela (física) es fundamental.

           La salud es recontraimportante (la curva parece que va bien). La economía también (aunque hay garcas y pillos y no va tan bien).

           Pero en un país que quiera futuro la educación es igual de importante.

           Empecemos las clases lo antes posible. Así como se hizo un costo - beneficio entre salud y economía habría que hacer un costo – beneficio entre salud, economía y educación. Lo más obvio que se me ocurre ahora es que si los padres van a volver a trabajar los chicos no van a poder quedar solos, la escuela también tiene una función social. Y el coronavirus no se va a ir nunca, y no se pueden suspender las clases para siempre. Por supuesto que habrá que tomar las precauciones necesarias.

           De algo estoy seguro, perder el año no es una opción (o juntar 2020 con 2021 que vaya a saber uno qué quiere decir). La tele-escuela a la corta es un interesante recurso, a la larga es un verso, y exacerba las diferencias, en el mal sentido.

           Es todo.


PD2: La foto es de cuando Casero todavía era re-piola.
PD3: Alberto llamó tonto al surfer pero a Paolo Rocca no... sí, no tiene nada que ver, ya me voy...


viernes, 11 de enero de 2019

Paro docente (reflexiones para docentes carneros).

           Pasaron varios meses desde lo último que escribí. Temas hubo, tiempo no... además cuando escribo sobre actualidad o política me pongo agrio y mucho no lo disfruto.
            Prometo entonces, escribir más seguido y en la medida que este país lo permita (por ahora no lo permite), con un temperamento más alegre.

           Sobre la problemática salarial docente, ya escribí mucho. Pongo algunos enlaces (uno, dos, tres, por ejemplo) para no fatigar ni repetir razonamientos. 
        Resumidamente, a los docentes históricamente nos pagan poco, por muchos motivos. Muchos consideran que la docencia no puede estar bien paga ya que se trata de un trabajo vocacional, no profesional, que cualquiera con vocación que sepa leer, escribir y las tablas de multiplicar podría hacer. Por eso la tendencia es cerrar los profesorados, traer docentes del exterior (venezolanos, por ejemplo), poner voluntarios al frente de alumnos, y en algún futuro, no descarto gendarmes dando clases de ESI o de matemática (munidos con táser por supuesto). No se les ocurre (menos a estos garcas neoliberales) jerarquizar la profesión pagándoles mejor a los tipitos (y tipitas) que dan (damos) clase. Pero de esto ya escribí.
            Por supuesto, esta problemática docente hace que los docentes debamos negociar, y llegado el caso, tomar medidas de fuerza... como los paros.

            Así llegamos al tema, el paro docente. Es un buen momento para reflexionar sobre el tema, ya que no hay paros cercanos y se evitan las chicanas y acaloramientos entre docentes. Porque este escrito está dirigido sobre todo a mis colegas docentes. Más específicamente, está dirigido a mis colegas docentes carneros (no escribo CARNEROS porque dicen que es equivalente a gritar pero quizás la mayúscula sea procedente).

           Alguna consideración previa: puedo convenir que no todas las convocatorias a movilizaciones o paros son igual de importantes (si bien sí son justas). Desde que soy docente (año 86) hubo un montón de paros y algunos no los hice (no muchos). A veces, pocas veces, no me convencen o no puedo permitirme descuentos.
           Ahora, es claro que en el 2018 que pasamos bajo el gobierno garca de Macri (gato), el salario docente perdió no menos del 15 % (siendo generoso) de su poder adquisitivo. No haría falta convencernos de nada, es evidente que parar está justificado. Y en cuanto a los descuentos, muchas veces son aplicados indiscriminadamente, haya el docente hecho paro o no. Podría respetar alguna situación extrema, pero el hecho es que muchos docentes deciden no hacer paro y no padecen ninguna situación extrema. Deciden ser carneros. Aunque debiliten a sus compañeros que paran, aunque por ahí le descuenten igual...



           Acá empieza mi problema. Otros gremios, como metalúrgicos, taxistas o camioneros tienen formas más claras de tratar con los carneros. No hablo de violencia física (que a veces también hay), pero hay una clara condena simbólica de los trabajadores para con el carnero. Con los docentes no es así.
            Es que es difícil condenar, aunque solo sea de palabra, a compañeros docentes que trabajan en el día a día con uno y que quizás uno valora, respeta y aprecia.
          Aún así, me animo a preguntarles a veces por qué no hacen los paros. Las respuestas parecen graciosas pero son tristes... paso a detallar, aunque quizás no esté registrado algún caso (es mi experiencia, por lo tanto es limitada):

    • La que pone cara de republicana y dice “... cada uno hace lo que su conciencia le dicta...”. Es decir, su conciencia es poco solidaria y le dicta cagar a sus compañeros. Además es vaga de pensamiento y no quiere discutir.
    • “Qué culpa tienen los chicos, hágamos otra cosa”. Jamás propone qué otra cosa hacer, y por lo general los chicos pierden más días de clase por falta de agua, luz, gas, o porque las escuelas se caen a pedazos que por los paros. Cuando a los chicos y a las familias se les explica, entienden. Y con los paros también aprenden que ser solidarios y organizarse es mejor que ser individualistas y serviles.
    • “Si me descuentan mucho no me voy de vacaciones”. Garca asumida, ni da para contestarle. Por lo general es segundo sueldo y los votó.
    • “La yegua tal cosa... Baradel tal cosa...”. Sí, está bien, yo no soy votante de Cristina y a Baradel no lo quiero ni de compañero de colectivo, pero es claro que a este tipo de carnero la grieta le impide pensar sus condiciones objetivas. El paro es porque la hiena (o larrata) nos paga mierda y cada vez con nuestro sueldo compramos objetivamente menos comida. La próxima tratá de votar mejor, ya que estamos.
    • “Hay que trabajar más, no menos, porque a estos tipos es lo que les molesta”. Estoy de acuerdo que a estos garcas gobernantes les molesta la educación, el cierre de profesorados y nocturnas en CABA es prueba de eso. Ahora, usar eso para debilitar una medida colectiva con una postura individual es de garca o de boludo. O de hipócrita, que lo que realmente quiere es que no le descuenten.
    • “Soy apolítico, y los paros son políticos” Este es boludo de verdad. Y probablemente los votó.
    • “En Finlandia no hacen paro”. Sí, pelotudo, porque en Finlandia pagan bien, valoran la educación y los finlandeses no votan garcas.
    • “Con los paros nunca se llegó a nada”. Mentira, a veces sí. Ahora, cuando los paros tienen muchos carneros, se hace más difícil una negociación exitosa (sobre todo bajo este gobierno garca).

            Deben faltar casos, pero no quiero inventar, las de más arriba son respuestas que realmente escuché...
              Quizás por estas respuestas (y otras como estas) los docentes merecemos lo que nos pasa. No se si listarlas tiene alguna utilidad excepto que los carneros se den cuenta que si bien parece que no pasa nada, o que no decimos nada, los demás nos damos cuenta... No hace falta violencia física, patoteo o dejar de hablar o saludar a nadie. Pero sepan que nos damos cuenta.

            Para terminar, si a alguno molesté con esta clasificación y se siente incluído en alguno de los ejemplos, jódase. Pagué dos lucas por cada mes que haya hecho paro para tener derecho y poder escribir esto. Paré y fui a varias marchas para mejorar mis condiciones salariales y laborales... y también las de ustedes, carneros, que fueron a trabajar (sin alumnos a veces).

           Y a los que quiero, valoro y respeto, y decidieron ser carneros, traten de no hacerlo más. Tienen todo el 2019 para redimirse. Hagan los malditos paros, no sean carneros. Y voten mejor.

            Es todo.




           PD: comenten, circulen y háganme famoso en las redes...



viernes, 26 de enero de 2018

Otra vez arroz.


           Hace ya más de un año que escribo estas notas, más o menos una por mes, así que además de soplar la velita, van dos metacomentarios, uno desde la producción de las entradas y otro desde los reconocimientos de mis lectores.
            El primero de ellos se refiere a que cuando cuando inicié estas publicaciones, pensé que no había (en principio) ningún límite en lo temático para escribir más que el que me impone mi buena conciencia. Así, mi proyecto inicial contemplaba notas de educación, política, sindicalismo, publicidad, ateísmo, fútbol, feminismo, vegetarianismo, veganismo, ajedrez, go, inteligencia artificial, defensa del consumidor, filosofía... casi sobre todo. Y realmente se puede (puedo) escribir sobre casi todo eso. Sin embargo, hay temas sobre los cuales me sale más escribir (educación, política, sindicalismo y ateísmo) y otros con los que por ahora no me animo tanto. Prometo en un futuro intentar...

           En este contexto, va el segundo metacomentario, el que da cuenta de los reconocimientos. En este sentido, los sufridos lectores que leen mis notas dan preferencia a aquellas que están relacionadas con la docencia, tanto en número de lecturas como en los comentarios escritos (pocos) y orales que me hacen. En menor medida son leídos los artículos políticos. De las cinco entradas más leídas tres son sobre docencia (uno dos y tres), una es sobre ateísmo y una (recién en quinto lugar) es sobre cuestiones políticas.

           Así que si hubiera que congeniar los temas con los que me siento más cómodo escribiendo con los que son más leídos y comentados, este blog debería estar mayormente referido a la educación con algún arrebato ateo cada tanto.

           De todos modos, las entradas de educación y docencia no están desligadas de la cuestión política. Congeniemos, entonces...



          Alguno dirá que estamos en enero, en vacaciones (en mi casa pero vacaciones al fin) y es muy temprano para empezar a discutir y cuestionar... dicho de otro modo, a romper las pelotas. Y el argumento sería atendible si no fuera porque el vago que tenemos de presidente (que sí se va de vacaciones bastantes días al año) firmó en enero un DNU (decreto de necesidad y urgencia) que altera la paritaria nacional docente.
           Y la altera sobre todo en dos cuestiones. La primera, se le quita a CTERA representación en la paritaria, es decir, la representación deja de ser proporcional al número de afiliados y pasa a ser de un representante por sindicato (esto perjudica a CTERA que es la principal agrupación de docentes del país). Por si fuera poco, limita la paritaria nacional a temas no salariales y establece el salario básico docente a un 20% más que el salario mínimo vital y móvil. Lo que sea por encima de ese valor (miserable) debe negociarse por provincia y no ya en la paritaria nacional.

           Es claro que más allá de que a los ojos inexpertos el decreto parece claramente inconstitucional (modifica la Ley de financiamiento educativo, una ley que establece que el salario mínimo docente se negocia en paritaria y un decreto no puede modificar una ley) y de los reclamos ya iniciados ante la OIT, los dos puntos principales del decreto perjudican a los docentes, en especial a los de las provincias desfavorecidas (Formosa, Chaco, y Jujuy por nombrar algunas). Estas provincias están jodidas. En general los docentes están (estamos) jodidos pero los de estas provincias lo están en un grado mayor.

           Entonces, sin ser adivinos ya podemos decir que los gremios docentes van a negociar separadamente (por provincia) y seguramente a nivel nacional comenzaremos con marchas y paros, con el maltrato y bardeo clásico a los docentes de los distintos medios y opinadores, muchas fotos de Baradel comiendo tallarines y viejas enojadas porque esto con los militares no pasaba...
           Al mismo tiempo, a nivel provincial, las provincias irán arreglando una a una, a la baja con la inflación (quizás con la excepción de San Luis). Habrá paros y marchas, esta vez provinciales, y las clases comenzarán, unos días después en CABA o en provncia de Buenos Aires, o unos meses después, en Formosa o Santa Cruz (todo esto lo adivino, en mayo veremos si acerté o no).

           Los discursos se repetirán. Nos dirán que los chicos no tienen la culpa, amenazarán con descontar, sancionar o con poner a dar clases a los gendarmes, insistirán con que la docencia es un servicio vocacional, que un docente que se precie trabaja por amor y no necesita comer, que si lo que quieren es ganar bien que trabajen de otra cosa, que los docentes son todos K (esto en particular es mentira, muchísimos docentes votaron a Macri (gato) y ahora se quieren cortar las bolas), que no están capacitados, y hasta quizás nos apaleen, nos tiren gases o maten a alguno en alguna marcha...

           Repito una vez más (van varias). Macri (gato) podrá ser un vago en su trabajo de presidente, pero eso no quita que, junto con el hato de ladrones que lo acompañan, sean garcas, y por lo tanto, hagan las cosas que habitualmente hacen los garcas. En el caso de la educación, menoscabarla, denigrarla y en un futuro no muy lejano destruirla. Un pueblo educado es peligroso para los garcas.

           No se les puede pedir a los garcas que no sean garcas, ser garca es su razón de ser. Es muy claro que en estos últimos dos años a casi nadie le fue bien... excepto a los garcas. Por eso no hay que votar garcas. Y la forma de no votar garcas es siendo un pueblo informado, que no se deja engañar y manipular por grietas mediáticas. Y que puede ver lo bueno y lo malo de cada gobierno, tomar postura y sacar conclusiones sin arruinar los asados o cagarse a tiros. Sin realismo mágico. Con racionalidad y educación...

           Por eso un pueblo educado es peligroso para un gobierno garca (con muy pocas cosas buenas) y por eso en consecuencia es lógico intentar destruir la educación...


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           Los razonamientos se repiten y se empiezan a volver cíclicos, esto ocurre porque el problema de la educación en Argentina es cíclico... pasan años, décadas y gobiernos, y siempre discutimos lo mismo...

           Sólo hay una forma de cerrar este artículo que reflexiona sobre lo cíclico... y es con el título...



Otra vez arroz.


PD: el que no comenta es un garca...



lunes, 18 de septiembre de 2017

Libertad de cátedra (o gendarmes con caras de malo).



       En estos días, a causa de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, asistimos a un interesante debate sobre qué pueden y qué no pueden decir los docentes en clase. La libertad de cátedra, que le dicen...
      Por supuesto, ya aparece el primer problema, hay ochocientas interpretaciones acerca de qué es y cuál es el alcance de la libertad de cátedra... Como siempre, yo no se cuál es la definición correcta, pero puedo plantear algunos ejemplos, para descartar los casos extremos, al menos.

       Así, imaginemos que un docente de biología decida suscribir al creacionismo, o peor aún, a que la vida inteligente en nuestro planeta fue moldeada por extraterrestres. ¿Podría ese docente ampararse en la libertad de cátedra? Entiendo que no y que una protesta de los padres (o de la sociedad en general) sería legítima en ese sentido. Y si hubiera algún padre que adhiriera a estas teorías y exigiera que la escuela las explique, habría que explicarle al padre que en la escuela se enseñan las teorías científicas, que el creacionismo o la vida extraterrestre no son teorías científicas aceptadas y por lo tanto no pueden formar parte de los contenidos de la educación pública. Este caso es sencillo (más allá de lo que sucede con el creacionismo en USA). 

      Más en general, la libertad de cátedra está contemplada para el enfoque que el docente quiera darle a la clase, no apaña al docente para explicar astrología y enseñar a hacer una carta natal, para dar otro ejemplo.
Pero, se puede argüir que los ejemplos dados pertenecen al campo de las ciencias naturales. Es cierto. Cuando se trata de las ciencias sociales, en particular la política, la historia o el tema de los derechos humanos la cosa se complica. De todos modos, los ejemplos sirven para indicar que en la educación pública (de gestión estatal o privada) se imparten ciertos conocimientos significativos y no otros. Hay programas, contenidos y diseños curriculares que dicen qué se enseña y qué no se enseña en la escuela pública en este momento de la historia. No todo vale por tener libertad de cátedra. Y es posible pasarse de rosca.




       Es indudable, al menos para mí, que la desaparición forzada de Santiago Maldonado no puede quedar afuera de las aulas. Hay hechos que conmocionan y atraviesan a toda la sociedad. Para dar otro ejemplo, soy docente de matemática y sé positivamente que si Argentina gana el Mundial 2018 en la semana siguiente de ese hecho no voy a poder dar clase …
      No parece que esto vaya a pasar, lo que sí pasó es que desapareció Santiago Maldonado. Y como el hecho de su desaparición nos conmociona y nos atraviesa, es obvio que en las aulas se va a hablar del tema. Haya o no haya instructivo de CTERA con actividades (a mi juicio no demasiado feliz)...
       Por supuesto, en el país de la grieta, algunos se van de rosca. Es comprensible el enojo que provoca ver dibujos de chicos muy chiquitos que muestran gendarmes malos y Santiagos buenos (más allá de que mi opinión es que Gendarmería es la responsable del hecho). Sobre todo si la actividad fue forzada por el docente (obviamente los medios cómplices parecen mostrar que todos los docentes hacemos eso).
       Desde el otro lado, directivos y comunicados que prohiben hablar del tema, amenazando con sanciones en base a reglamentos, estatutos y diseños, que en algún lugar del texto prohiben el partidismo político o religioso en las aulas. Y en otros lugares promueven el desarrollo integral del alumno, la adquisición de saberes significativos, la inserción en el mundo laboral y la participación en la vida ciudadana. Esto no es una contradicción en tiempos normales. Yo no querría como padre que a mi hijo le enseñen religión (aunque viva en Salta) o lo convenzan de hacerse trotskista... ese tipo de iniciativas no deberían partir de la escuela y está bien. Y sí quiero que le enseñen a quejarse, a votar, a respetar las decisiones de la mayoría, a ser un consumidor exigente y responsable, o a participar de un centro de estudiantes (y llegado el caso, tomar la escuela)... una cosa no quita la otra.

       Ahora, en tiempos anormales como el actual, de grieta, sí hay contradicción y con un desaparecido actual no es posible prohibir nada en base a reglamentos escritos para tiempos más normales. Docentes, alumnos y directivos van a hablar de Santiago Maldonado en las aulas, guste o no.
No es correcto forzar a chicos de tercer grado a dibujar gendarmes malos o explicarles que Macri es un gato y la Bullrich accionista de Termidor... pero ¿Qué pasa si la demanda surge de los chicos de tercer grado? ¿Qué hacemos si los chicos, que viven en este país y ven los noticieros, nos preguntan qué pasó con Santiago? ¿No contestamos? ¿Les decimos que se lo expliquen en la casa? ¿Le mostramos el reglamento? ¿Y con chicos más grandes? ¿Es correcto (aunque no lo demanden específicamente) que no se hable del tema a adolescentes que en algunos casos ya pueden votar?

       Son muchas preguntas, y como la mayoría de las veces, no tienen tespuesta, al menos no una respuesta única.
      A mi modesto saber y entender, la libertad de cátedra no puede coartarse en estos casos. Aún para profesores de contabilidad o de educación física, el hecho nos atraviesa y nos conmociona a todos. Y si alguno se pasa de rosca y quiere que la salita de tres incendie un destacamento de Gendarmería, será cuestión de tratar con ese caso particular, no establecer prohibiciones generales que no pueden cumplirse. Lo mismo vale si un director quiere sumariar a un maestro por hablar del tema de un modo correcto y respetuoso de la opinión ajena...en esta ocasión el caso particular es el del director...

       Pero para que esto suceda y se respete la opinión ajena debería empezar a zanjarse la grieta. Y la grieta conviene. Es un Boca-Ríver, y con la próxima elección en ciernes, le conviene a ambas partes... a Macri(gato) y a Cris(yegua, puta y montonera según su última entrevista). Se hacen los ofendidos pero les conviene... y a los que adhieren a uno o a otro y discuten en los asados, también les conviene, porque les evita pensar. Y pensar es difícil. Escribir esta notita que no muchos leerán y a algunos no les gustará me llevó unos cuántos días. Hubiera sido más fácil comprar alguno de los dos paquetes enteros y cerrados, sin pensar.

       Y mientras tanto, ahí está la familia del pobre Santiago, esperando una justicia que quizás no llegue, mientras dicen que se perdió, que está en Entre Ríos, o últimamente que se ahogó. O gendarmes que dicen que tiraron una piedra o dispararon al aire... después de haber declarado que ningún gendarme estuvo a menos de 40 metros de Santiago.

       No quiero que nenes chiquitos dibujen gendarmes con cara de malo, pero sí quiero saber dónde está Santiago Maldonado, qué pasó con él, cómo murió si estuviera muerto (espero que no) y quiénes son los responsables de esta situación... y si mis alumnos preguntan, no voy a esquivar el tema, de hecho no lo hice.
       Y un mes y medio después, deberíamos exigir revisar los procedimientos, las declaraciones, al juez, a la fiscal... solo para ver si todo estuvo bien hecho (risas)...
       Finalmente podríamos exigir las renuncias que correspondan (la ebria y el jefe de los gendarmes por lo menos). Y si se hacen los boludos, marchar, protestar, y por supuesto, castigarlos con el voto (lo que en personas pensantes no agrietadas, no significa votar a Cris). Como ya escribí, el voto no vale casi nada, pero es una de las pocas veces que nos tienen que escuchar...

       Lo que es seguro es que los docentes no somos responsables de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, por más que los medios cómplices intenten cambiar el eje de la cuestión. Y tenemos libertad de cátedra si no nos pasamos de rosca. Por lo tanto, como el tema atraviesa y conmociona a la mayoría de los argentinos, es nuestra obligación como docentes tratar el tema en las aulas. Con respeto por la diversidad de opiniones pero planteando el tema claramente. Tanto para el profesor de política como el de matemática o el de biología. O para el maestro de primaria. Porque la desaparición de Santiago Maldonado nos afecta a todos y afecta a la calidad de la democracia de este agrietado país. Hay una Argentina sin Santiago Maldonado (y Julio López) desaparecidos y otra con dos desaparecidos en democracia. Lamentablemente estamos en la segunda opción...

       Siempre trato de terminar mis artículos con una gracia o un chiste, pero me parece que esta vez no hay forma.

       Es todo.



jueves, 17 de agosto de 2017

Cara de ciudadano (y quejas varias)


           Y por fín, pasaron las PASO. Terminaron por un mes (con suerte), las campañas y los avisos, al menos los explícitos. Es que nos hemos acostumbrado a votar, y eso está bien. Ahora votar es casi rutinario, por no decir aburrido. 

           Quizás ese aburrimiento indique que se ha perdido algo de la mística incial desde la vuelta de la democracia, en el 83. Un ejemplo: desde mi punto de vista, en las votaciones se ha perdido, con el tiempo, la cara de ciudadano.
           En los primeros años, cuando la gente iba a votar después de años de dictadura genocida, al introducir el sobre en la urna, ponía lo que llamo cara de ciudadano. Esa cara con la mirada en el horizonte, a la que solo le faltaba una bandera argentina flameante de fondo y la musiquita de La República Perdida. La musiquita podría variar, dando lugar a la marcha peronista o al preámbulo de Alfonsín, y hasta podría cambiarse la bandera por una bandera roja, por ejemplo. Pero creo que el concepto de cara de ciudadano está claro...

           ¿Es poner cara de boludo? - No, la cara de boludo es cara de boludo, se lleva con resignación, no se pone, esto es otra cosa.
           ¿Es como la cara del Che de las remeras pero yendo a votar? - Ahí le anda más cerca, la cara de revolucionario es en algún punto parecida a la cara de ciudadano, quizás la diferencia es de grado, no se qué tan revolucionario se puede ser hoy al votar a Massa, por ejemplo... 

           La cuestión es que desde que soy votante, esto es desde el año 1987 (al MAS, por supuesto), me daban bastante risa los que ponían cara de ciudadano. Pensaba, quizás en algún caso con razón, “qué boludo este tipo, por ahí es un miserable, un explotador o un garca pero viene, vota, pone cara de ciudadano y por un rato se cree San Martín”.
           Bueno, eso que me daba risa, hoy casi no se ve. Ya la dictadura genocida no está tan próxima, la gente vota seguido, y las caras al poner el sobre en la urna suelen ser neutras, como la cara de circunstancia que se pone en el subte, o directamente de desagrado (cara de laputaquelosparió, pero no quiero ahondar en la grosería).

           Por las dudas, no digo que antes se votara mejor. Recordemos que en este país se votó a Menem dos veces, la primera con engaño y la segunda no. Lo que digo es que ya no hay mucho entusiasmo por votar, se vota porque es obligatorio y no hay más remedio. Los medios cómplices insisten con la fiesta de la democracia y toda la sarasa, te pasan a la viejita de 105 años que va a votar con cara de ciudadana, a los candidatos que comen asado o ravioles, según el caso, mientras los que estamos del otro lado esperamos pacientemente para saber cuél es el garca que ganó esta vez..

           ¿Estoy en contra de las elecciones? - No, como ya dije, es uno de los pocos momentos en que nos preguntan algo y hay que aprovechar ese momento, pero desde que el idealismo electoral (la cara de ciudadano es una buena medida) ha mermado, probablemente a fuerza de revoluciones productivas, sintonías finas y pobrezas cero, el hecho de votar hoy ya no es suficiente. Quizás haya que participar de otros modos, reuniéndose, discutiendo, poniendo el cuerpo, ejerciendo la ciudadanía en distintos ámbitos. No alcanza más con la cara de ciudadano, que por otra parte ya no es necesaria.





           De la elección en sí, no hay mucho para decir que no esté en los diarios o que no se vocifere en programas como Intratables, por ejemplo. La manipulación de datos para evitar que la gente se vaya a dormir sabiendo que ganó Cris fue vergonzosa, pero no es ilegal y es posible, y la política es el arte de lo posible. De última es una pelea entre garcas para la gilada.

           En lo personal, y sin cara de ciudadano, estoy contento de que con mi votito (entre muchos otros), Luis Zamora haya pasado la barrera proscriptiva del 1,5% y pueda ser votado en octubre. Es agradable poder votar un no-garca. Antes de que me peleen, el FIT tampoco es garca y los hubiera votado si no hubiera estado Zamora... pero estaba... y estoy más de acuerdo con lo que propone AyL. Y por si algún nabo pregunta, hay diferencias entre el FIT y AyL, pero hay que tomarse la molestia de leer...

           Finalmente, para los que no son de clase alta, no viven en countries, son docentes, o llegan justo a fín de mes (o directamente no llegan), pero votaron a Macri (gato) en alguna de sus formas (la Carrió o el Bullrich sobrio, por ejemplo), les cito textual un cachito de algo muy conocido y redondo...

           Tratando de lucirse, un chancho puede comer un jamón (siempre revelamos a lo que estamos sometidos).

           El texto (firmado por Patricio Rey) sigue, ya es un clásico y es bastante educativo, pero este pedacito me parece muy aplicable a muchos votantes de Cambiemos que andan por ahí, agrietados y felices...

        Habrá que ir pensando, con cara de ciudadano o no, el voto de octubre... y qué hacer además...porque el voto es importante pero no es lo único...

           Es eso o ver por la tele como se pelean Artemio López con Fernando Iglesias...

Es todo.


           PD: Por supuesto... Aparición con vida de Santiago Maldonado, chupado probablemente por la gendarmería.