martes, 26 de julio de 2022

El inclusivo (de posiciones mías).

 


    Este artículo me lo debía...


    O, en realidad escribo esto porque no quiero escribir de educación, de política o mucho menos del dólar. Sea como sea, porque me lo debía o para evitar escribir sobre el cansancio de ser argentino, intentaré fijar mi postura sobre el empleo del lenguaje inclusivo, tanto en la educación como en la vida cotidiana.

    Hace falta aquí una mínima definición, de esas que yo puedo dar. Es increíble, pero estos artículos mal escritos son vistos por gente de lugares raros, como Canadá o Polonia... O son argentinos radicados allá, o son bots que buscan la palabra bomba o ánthrax... A esos habría que explicarles mínimamente.

    No me voy a esmerar mucho con la definición, hay gente que lo ha definido mucho mejor de lo que yo pueda hacerlo. Pero la base es que el lenguaje es sexista e invisibiliza a las mujeres y a las minorías que no se autoperciben como varón o mujer (los no-binarios). Este es un hecho indiscutible.

    Al usar palabras como hombre (para referirse a toda la humanidad), diputados, verduleros, camioneros, maestros, las mujeres (y los no-binarios) desaparecen, aunque la RAE diga lo contrario. Se propone entonces una variante inclusiva del lenguaje, un género neutro donde se reemplace la “o” de compañeros, por la “e”. Sería compañeres entonces la forma inclusiva de compañeros.


    Quien haya leido hasta aquí ya habrá podido advertir que no estoy escribiendo en inclusivo. Y no es que esté en contra, tiene que ver con mi posicionamiento...


    ¿Y a quién cuernos le importa mi posicionamiento?, preguntará alguno...

 


 


    Por empezar a mí, el que escribo soy yo y si no te gusta pasá de largo, sería la respuesta chicanera. Pero va más allá de eso. Y tiene que ver con mi motivación para esta escritura...¿Por qué me debía a mi mismo escribir esto?


    Este es un artículo que me debía a mí mismo escribir porque como docente existe en mí la tensión entre emplear en mis clases el correcto castellano, que aprendí desde chiquito, que tanto y con tanto gusto leí y ahora a veces escribo (mal), y emplear el inclusivo, que es más justo, no invisibiliza a nadie y con cuyos fundamentos coincido. Me cuesta emplear el inclusivo, esa es la verdad. Este análisis de mi posicionamiento intenta indagar el por qué, y quizás le sirva a alguien que esté en mi misma posición.


    Hay varias razones. La primera, obvia y ya mencionada, todos (la mayoría de nosotros) aprendimos a hablar, leer y escribir en la versión ortodoxa del castellano (sin el neutro). Y la realidad es que por más que las razones sean muy justas, no es fácil modificar una lengua, ni los usos y formas de hablar de una comunidad de hablantes, menos en un par de decenas de años. 

    Quizás en quinientos (o mil) años el neutro sea la forma principal, y las formas habituales que hoy usamos sean arcaicas o estén en desuso. Pero yo no lo voy a ver... Es un ejercicio interesante leer sin adaptaciones un libro de hace más o menos quinientos años (el Quijote por ejemplo)... El castellano cambió, pero en quinientos años...


    Otra razón es de pertinencia o eficacia. Un ejemplo que siempre doy (en las discusiones de café) es el siguiente: Si uno (une) está en una marcha en la que se luche por la conquista de algún derecho de género (la interrupción legal del embarazo por ejemplo) es sumamente pertinente (y eficaz) hacer hincapié constantemente en el lenguaje inclusivo, como modo de visibilizar a las mujeres y a las minorías en este reclamo.

    Ahora, si en un verdurazo de los agricultores en Plaza de Mayo, decimos “les verduleres”, además de provocar cierta risa (perdón, pero en este estado de la cultura es así), dejamos de atender al reclamo en sí (la poca ganancia de los productores de tomate) y nos empezamos a preguntar por las verduleras (o los verduleros no-binarios). Es decir, el inclusivo no es pertinente y hace perder eficacia al reclamo, desvía nuestra atención. Lo mismo para les camioneres si cortan una ruta, o les ruralistas (les garcas ruralistas diría yo). Así, a mi juicio, hay ocasiones en que el inclusivo no es pertinente, y confunde (a veces cuando explico esto me acecha la imagen de un verdulero trans, pero qué le vamos a hacer).


    Finalmente, están los excesos. Feministas (o no) demasiado poseidas por el inclusivo que hablan de perres y gates, por ejemplo... Ni analizo esto porque no quiero desvirtuar, pero existen personas que hablan de este modo.


    Entonces, el lenguaje inclusivo, con sus reglas y su gramática, es justo, es aceptable, responde a un reclamo y a una necesidad, pero va a tener que ir de a poco... Es una construcción que no se puede imponer. Y tampoco prohibir, como intenta Larreta. Es más, me siento mucho más motivado a utilizar el inclusivo en las escuelas de CABA, con lo que la prohibición solo atrae a quienes quieren transgredirla. Como me dijo alguna amiga psicoanalista (y Freud), la prohibición y el deseo van de la mano. Probablemente gracias a las autoridades educativas de CABA el inclusivo termine empleándose mucho más.


    Mi postura resumida sería: como receptor, es justo, tolero escucharlo (aunque a veces duelan los oídos), tolero bastante menos leerlo (sí duelen los ojos), pero más allá de mis molestias, no lo censuraría ni me pondría en la posición “no entiendo, hablá (o escribí) bien”.

    Como productor, solo lo uso a veces en forma oral, cuando hay algo (una desigualdad entre géneros, por ejemplo) que quiero hacer notar. Es decir, cuando juzgo como hablante, que decir alumnes en lugar de alumnos es importante.

    En forma escrita no lo usaría (más allá de que en la UBA se permita), quizás mis hijos o mis nietos lo hagan. Ya se habrá notado que estoy a favor, pero por ahora no puedo escribir en inclusivo. Por supuesto, es inaceptable la cultura de la cancelación a favor de la corrección política. Quienes pasen a Borges o a Cervantes al inclusivo tendrán pelea... también los que intenten cambiar la película Psicosis... O el tema de Molotov...


    Bueno, con respecto al inclusivo ya está clara mi posición. Faltaría agregar que en mis clases hago notar que si bien el tema del ocultamiento de la mujer y las minorías en el lenguaje sexista es importante, es pequeño (a mi juicio) con respecto a otras reivindicaciones de las mujeres y los no-binarios... 

    Por empezar, que no las (les) maten, que no las (les) violen, que no se emplee violencia física ni simbólica contra elles, que les paguen lo mismo que a los varones por la misma tarea, que tengan la misma representatividad política que los varones, y muchas más, entre las que la del lenguaje, es relativamente menor.


    Sino, podría darse el caso de una comunidad totalmente hablante del inclusivo en que la hinchada de boca le cante a la de ríver “les de ríver son todes putes” (con musiquita). Sí, es un chiste desubicado pero lo que quiero hacer notar es que hay una jerarquía en la que el lenguaje es importante pero es menos importante que la discriminación (en este caso).


    Bueno, cumplí mi deuda y me saqué las ganas con el inclusivo.



    Es todo.



    PD1: espero no haber hecho enojar a nadie (y que ningún grupo de feministes venga a cagarme a trompadas).

    PD2: comenten y difundan... AdSense me prometió que si junto un millón de vistas me regala dos fetas de queso gruyere.

    PD3: dejo un artículo más sobre el inclusivo, por si quieren leer algo más serio. 

    PD4: lean a Borges y al Quijote antes de que los cambien.










domingo, 29 de mayo de 2022

Piquetes encubiertos (cómo está el tráfico, doña...)

      Últimamente los piquetes se han transformado en un tema sensible para los opinadores (con chupines o no). Los medios opositores, y dependiendo de quienes sean los que cortan la calle, a veces oficialistas también, se desgarran las vestiduras y hablan de la libertad, de la república, del derecho a circular, y de la cantidad de horas que pierden los ciudadanos al atravesar un piquete.

       No es este el lugar para dirimir la situación, aunque mi posición es clara: el derecho a comer y a tener un trabajo digno (y una vida digna) tienen prioridad sobre el derecho a circular de los particulares (que puede ejercerse tomando otra calle o evitando la zona). Con respecto a otro tipo de piquetes, como los de los antivacunas, los libertarios o los del campo, habría que pisar el acelerador y circular... Sí, justo al revés de lo que suele pasar.

 

       Pero el tema de este artículo no son esos piquetes, sino otro tipo de piquetes, los que yo llamaría piquetes encubiertos. Cito algunos ejemplos que conozco, del AMBA (sepa disculpar la gente que no es de Buenos Aires, pero estoy seguro que en otras ciudades también sucede):


    • En Av. Rivadavia a la altura de Ciudadela, a causa del soterramiento del ferrocarril Sarmiento, durante seis cuadras la avenida tiene dos carriles. En horas pico se pueden perder tranquilamente 15 minutos para recorrerlas, en auto o en colectivo. Es un piquete mucho menos espectacular que los de Barrios de Pie o la CCC pero está siempre, uno ya cuenta que ahí se come unos minutos para siempre. Se pierde mucho más tiempo humano ahí que en cualquier piquete céntrico. Los piqueteros son unas chapas con publicidades del gobierno que cortan los otros dos carriles para siempre. Porque todos sabemos, además, que el soterramiento no se va a hacer nunca porque no hay plata. La obra no progresa, está igual que hace tres años, pero eso sí, cada gobierno nuevo hace un acto diciendo que se va a terminar. Y en Haedo, al obrador lo llenaron de policías...

    • Para que no se piense que es con el gobierno nacional, en la misma Rivadavia, pero a la altura de Floresta (Lacarra), hay un obrador, probablemente para hacer una parada de colectivos que quita un carril y medio por dos cuadras. Los transtornos que nos ocasionan, al gobierno de la ciudad mucho no le importan.

    • Sigo con la ciudad: El parque poronga (sí, escribí poronga) de Honorio Pueyrredón. Más allá de mi postura, es obvio que mucha gente del barrio que vive por ahí no quiere el parque. Es más, la justicia paró la obra. Sin embargo, las chapas y los obradores (el piquete) continúa ahí a modo de venganza (aunque yo tengo la creencia de que la empresa que iba a hacer el parque sigue cobrando... no, seguramente debo estar equivocado). Lo curioso es que con tal de hacer negocio, Larreta no tiene problema en enfrentarse con los vecinos de Caballito, uno de los barrios en que porcentualmente tiene más votantes. Por las dudas, no estoy en contra del progreso o de la obra pública en general, pero si la justicia paró la obra habría que quitar las chapas y el obrador y dejar circular... Si hay acuerdo se vuelven a poner, no hay por qué castigar a los vecinos y a los autos que circulan. O sí.


       Hasta acá con los piqueteros que son tres chapas y un cartel, por años. Porque el problema no sería tal si el soterramiento se estuviera haciendo. El tren San Martín, elevado, no para en dos estaciones (Villa Crespo y Paternal), pero es una incomodidad transitoria, en algún momento se va a terminar. El soterramiento no, es como el subte a Liniers...


       Y para terminar, un ejemplo de piquete de humanos pero con dinero, que no responde a ningún reclamo sino simplemente a que hacen lo que se les canta.

       Sí, me refiero a la parte comercial de la Avenida Avellaneda, donde venden ropita. Ahí, de 9 a 17, de lunes a viernes, vale todo: autos con baliza estacionados, en doble, triple y hasta cuádruple fila. A veces micros de larga distancia que vienen del interior. La avenida se transforma en una calle de un carril donde a duras penas pasa un colectivo. Son gente de trabajo, y como son gente de trabajo, hacen lo que se les canta el higo (sí, también escribí higo). Los giles que perdemos media hora o más para hacer quince cuadras nos jodemos. Y no son los del Partido Obrero los que nos joden.

       Por supuesto que la policía está bien sobornada, mira para otro lado y la AGC (agencia gubernamental de control, que están siempre) se preocupa más de que algún mantero nigeriano trate de vender su mercadería (ah, estos nigerianos...) que del quilombo que es toda la zona. Ahí no hay multas y las grúas no van. Y si miro un poco más en general se nota una auténtica falta de planificación en toda la zona. Eso sí, pusieron canteritos.


       Bueno, hay más ejemplos, pero creo que el concepto quedó claro. Yo, si sé que voy a perder media hora en el tránsito, prefiero que mi molestia, y la de muchos otros, sirva para hacer visible un reclamo, y no para que el dueño de una tienda de ropa pueda descargar, o deje el auto con baliza porque es descendiente de Avellaneda, la calle es de él y que los demás se jodan. O para que pueda ver publicidad del gobierno de una obra que no se hace en unas chapas.


       Porque en los piquetes de verdad, lo que se dice es que te prohiben circular, te hacen perder tiempo, y todo eso. La cuestión es lo que no se dice tanto. Que en este país es necesario organizarse, protestar y cortar una calle porque hay miseria, no hay vivienda, hay pobreza, hay indigencia.

Porque hay hambre.

Los mejores, los únicos, los métodos piqueteros (me salió el trosko...) 

Es todo.


PD: perdón a la gente del interior, se que este escrito es muy porteñocéntrico... prometo temas más generales para la próxima.









sábado, 16 de abril de 2022

Redes sociales, citas y otras yerbas (haciendo senderismo).

 

       Hace más de un año que no escribo nada. Problemas personales y bastante trabajo me lo impidieron. Pero a no alegrarse, lo bueno dura poco y acá estamos, otra vez, fatigando los ánimos de mis lectores.

       Y esta vez, el tema no serán los docentes. Seguimos siendo maltratados y cobrando miseria, pero ya escribí mucho sobre eso. Paseen por el blog, hay artículos varios. Tampoco escribiré de política, la grieta sigue, Alberto y Cristina se pelean, también Larreta y Macri (gato), y Milei espera su oportunidad mientras practica sexo tántrico... Recomiendo leer ElOtro es idiota, aunque ya está medio viejito.


       Esta vez el tema tiene que ver con alguno de mis problemas personales. Esto es, he pasado a formar parte del equipo de los divorciados... Y así, me he obligado a, o he querido frecuentar distintas apps y redes sociales para volver a empezar. No se si es muy inteligente lo que estoy haciendo, pero bue...


       De este modo, a las redes que usaba con otros fines, como facebook o instagram les agrego un nuevo fin, y además ingreso en el maravilloso mundo de Tínder, Badoo, Happn o Bumble, para citar aquellos en los que verdaderamente estuve.


       Y en principio la finalidad de participar de estas redes no es eso en lo que están pensando sino charlar un poco y quizás conocer a alguien. Obviamente esto no descarta lo otro, pero soy de los que piensan que las cosas se dan naturalmente (o no se dan). Así que en principio no busco sexo casual (no se por qué el adjetivo casual, es como que pasaba por ahí y terminé poniéndola (perdón) sin darme cuenta). O sea, mi decisión por ahora es comportarme como un caballerito.


       Otra decisión que tomé es no pagar premium por ninguna de estas aplicaciones... es decir, usar su versión gratuita. Y así es como cerré mis cuentas de Bumble y Happn, porque en estas dos, si no pagás adicionales, prácticamente no tenés chance de nada. En Bumble, los perfiles están muy codificados, y la característica es que si hay match (coincidencia), la charla la tiene que empezar la mujer. Casi un mes estuve, hice algún match, la charla nunca empezó y me fuí de aburrido. Otro tanto con Happn, muy basado en la imagen también.


       Entonces, quedaron las tradicionales Facebook e Instagram, que son junto con el Whatsapp las redes en donde la cosa seguiría, y las apps Tínder y Badoo, para que uno con el dedito diga si una cara (una persona si el perfil no es falso) le gusta o no le gusta.


 


       Pero, antes de mandarme a criticar, debo aclarar que no son críticas a las mujeres. Yo soy un tipo y no tengo acceso a perfiles de otros tipos... es más, si pongo que me interesan los hombres, el algoritmo me presenta gays o trans, no varones heterosexuales. Pensé en hacerme un perfil falso para ver contra qué compito pero me pareció la misma berretada que critico en los demás. De todos modos, estoy seguro que cada crítica a los perfiles de mujeres tiene una correspondiente en los perfiles de los varones, no creo que un género se comporte mejor que el otro en esto.


       Empezamos, entonces, con las trampas, trampitas y falsedades de este maravilloso mundo...


    • La edad: mujeres de más de 60 que declaran 43, me pregunto qué harían si realmente tuvieran que encontrarse con un tipo a tomar algo...

    • Las fotos mentirosas: con anteojos oscuros, con barbijo, con sombreros o gorras que tapan los ojos. Si están a su juicio gorditas, solo la cara. Y si la cara no las favorece, de espaldas (a una le pregunté si era pariente del Tío Cosa y me bloqueó), o alguna parte del cuerpo, las tetas o los pies, por ejemplo.

    • Las fotos grupales: No se cuál de todas esas mujeres es Petunia, de 45 años... O quizás sea alguno de los señores...

    • Las fotos un poquito viejas: señoras de 50 años con pantalones de los 80, o la foto de la primera comunión. Y después hablan de una relación seria.

    • Las no – fotos: Perros, gatos, caballos, personajes de animé, Violencia Rivas, playas con atardeceres, la luna ... No, loca, poné la cara, no quiero salir con Sarah Kay, quiero ver tu maldita cara. Y las peores son las que ponen al Principito con alguna frase profunda, cuando no que lo esencial es invisible a los ojos (con lo cual podría terminar teniendo sexo casual con un alienígena).

    • Los fondos: esto sobre todo en Tínder... Las minas de Tínder tienen todas yate o pileta, o estuvieron en el Taj Mahal. Supongo que los tipos también lo hacen, pero a veces cansa ver gente con las pirámides de fondo que escribe relación con ese...

    • También en Tínder, un montón de chicas se dedican a la astrología o hacen senderismo... ¿Qué carajo es el senderismo?

    • Las demasiado honestas: gorditas que muestran sus rollos mientras se bajan una de muzzarella o sonrisas con huecos. Tampoco es así.

    • Exigencias desmedidas: una cosa es pedir un caballero para una relación seria y otra cosa es pedir que se abstenga quien mida menos de 1.85m o exigirle al caballero movilidad propia porque ella no se va a mover de Paso del Rey (por decir algo). Está bien, en estas redes hay muchos más tipos que mujeres, las mujeres eligen, pero... ¿Quién carajo te creés que sos?

    • Siguiendo con las exigencias, las que quieren que el tipo no tenga hijos, o que pueda viajar por todo el país (o el mundo) con ella.

    • La descortesía: en Badoo a veces se puede chatear sin hacer match, así que en esos casos estoy invadiendo, por ahí no aplica la crítica, pero si hiciste match, hablá, contestá, aunque sea para decir que te equivocaste y que el dedito era para el otro lado. Esta descortesía es posible también porque hay muchos más varones que mujeres.

    • Las coleccionistas: Juntan varios matches, no les dan bola y le muestran a las amigas... “mirá cuántos tengo”... mentira, seguramente sos parte de la colección del tipo que te muestra a sus amigos.

    • Las horrorosas faltas de ortografía.



       Bueno, no quiero seguir, sino parece más malo de lo que es.

       Realmente, cada tanto, uno puede tener una charla amena... o un encuentro, virtual o real...

       Porque estas apps son jueguitos, son un pasatiempo que nos ahorran ir a un boliche a conocer gente, y por ahí nos dan la posibilidad de ir a tomar un café con leche o una cerveza con alguien. Ahí empieza la vida real. Como digo en alguna de mis presentaciones, la vida real es aquello que ocurre después del café con leche.


       Sean felices.


       Es todo.



       PD1: Hagan click en las publicidades, que si logro un billón de clicks por ahí me dan tres dólares y medio...

       PD2: Si alguna señorita desea ir a tomar un café con leche conmigo, no tiene más que solicitarlo (envíen foto, eso sí).

       PD3: Basta! Me voy! Rumbo a la puerta, y después a un boliche a la esquina... A tomar una ginebra, con gente despierta, esa sí que es Argentinaaaa...