Mostrando las entradas con la etiqueta pandemia. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta pandemia. Mostrar todas las entradas

sábado, 6 de febrero de 2021

Poniendo estaba la gansa...

          Les juro que he tratado de escribir de otra cosa. Ajedrez, go, shogi, juegos de tablero, bridge, matemáticas, fútbol, publicidades, comentarios de series y películas, ciencia ficción, animé, comunicación social... Pero siempre vuelvo a los mismo temas: la política, la docencia, las condiciones de la docencia, las políticas educativas, las elecciones, y mortificaciones de ese tenor.


          Es que quizás, después de tantos artículos sobre estos temas, escribir sobre ajedrez o sobre ser vegetariano sería una ruptura del contrato de lectura de este blog. Los lectores de este blog (algunos hay) esperan que le reclame a Trotta por la off-shore, no una receta para hacer seitán. Por eso, probablemente abra otro blog para escribir sobre todos esos tópicos que también me interesan pero que no me parece adecuado compartirlos en Tres empanadas...

          Así que si quieren hacer leche de almendras, es fácil pero no es acá... Acá se escribe de otra cosa, de lo de siempre...


          Mi última entrada fue en septiembre (hace cinco meses). Escribí, resumidamente, que la tele-escuela fue un fracaso, con graves consecuencias para los chicos, que los docentes tenemos derecho a un lugar y horario de trabajo, que las condiciones del trabajo virtual de los docentes eran inadecuadas y antiestatutarias (cuando no penosas) y que no había en ese momento ningún impedimento para que al menos los docentes vuelvan a las escuelas con todos los protocolos para ir recuperando la normalidad, que es la presencialidad.

          ¿Qué sucedió desde ese momento hasta ahora, en que prácticamente se exige la vuelta a la presencialidad?

          Voy a omitir las vergonzosas declaraciones de Acuña sobre la profesión docente. Podría haber escrito un artículo pero estaba bastante enojado y me iba a salir un clásico artículo insultante...

          Soy pobre, más o menos viejo, zurdo (de izquierda tradicional o trosko según el día), pero en ningún caso me considero un fracasado. Sí me siento dolido por las opiniones de una persona que no es docente, que en su vida dio una clase y que según sus palabras quedó de ministra porque todos se fueron a otros cargos y a ella la dejaron ahí...

          Volviendo al tema, lo que parece que sucedió es que se empezaron a dar cuenta del gran daño que resultaría de continuar con la virtualidad... especialmente en un año electoral, agrego yo...

          No tengo estadísticas, no se si alguien las tiene, solo puedo contar mi experiencia como profesor de matemática de secundaria. Puedo decir que con la virtualidad (classroom, material impreso, alguna clase por meet o zoom) se pudo llegar a la cuarta parte (con suerte) de los contenidos de un año normal, para pocos alumnos. Para decirlo de otro modo, trabajé (bastante) para pocos y se vieron la cuarta parte de los temas. Y no me considero especialmente bueno o malo como docente, pero preguntando a mis colegas los números son un poco más o un poco menos, pero en ningún caso puede decirse que la virtualidad se haya acercado al menos a un año normal.

          Se podrá decir que la muestra es pequeña, que los cuarenta docentes a los que tengo acceso no son representativos, pero yo estimo que debe haber estadísticas que den cuenta del desastre de 2020, solo que no se dan a conocer...

          En suma, creo que se perdió el año. Aunque los docentes fuimos creativos y trabajamos, en muchos casos mucho más que lo habitual. Porque es cierto que hubo una pandemia, pero también hubo una sobreestimación de la virtualidad y una falta de comprensión de lo que estaba sucediendo...


          La presencialidad es una parte fundamental del proceso educativo. En eso acuerdo con las autoridades.

          Pero... hasta acá llega mi acuerdo.

          O para decirlo de otro modo, se debería tender a la presencialidad, en eso es en lo que estoy de acuerdo.

          La cuestión es que si bien ya comienza lentamente el plan de vacunación y los múmeros en el AMBA son estables o descienden lentamente (luego de la subida de las fiestas), el covid es todavía una amenaza y los protocolos son necesarios para preservar la salud (y la vida) de alumnos, docentes y familias.

          Es entonces cuando aparece la famosa frase del gran Alberto Olmedo (el cómico, no el de la campera amarilla que también es cómico pero menos gracioso)... 

 


 


Poniendo estaba la gansa... decía Olmedo...


- Los docentes deben usar máscara... poniendo estaba la gansa.

- Alcohol en gel, jabón... poniendo estaba la gansa.

- Las escuelas deben tener aulas amplias y correctamente ventiladas... poniendo estaba la gansa.

- Cursos numerosos que deben dividirse en burbujas... poniendo estaba la gansa, no pretenderán que el docente imparta clases presenciales y virtuales por el mismo salario en el doble de tiempo, hay que nombrar un docente.

- Licencias por covid o por grupos de riesgo... poniendo estaba la gansa para los suplentes.

- Termómetros digitales o medidores de dióxido de carbono... Sí, poniendo estaba la gansa.

- Los docentes deben cambiarse de ropa o de calzado al entrar en la escuela... Poniendo estaba la gansa, cuánta ropa piensan que tengo con el sueldo misérrimo que me pagan por trabajar en cinco escuelas (¿cinco pares de zapatillas? Nunca me pasó).

- Transporte público... poniendo estaba la gansa para que pase un colectivo cada tres minutos y no cada quince.

- Virtualidad desde la escuela... poniendo estaba la gansa para la conectividad y el personal que correspondiere.

- Computadoras para chicos y docentes... poniendo estaba el palmípedo.


          Acá aparecen las tensiones. Los gobiernos no quieren ser la gansa y por lo tanto no quieen poner, o quieren poner lo menos posible. Tanto CABA como Provincia de Buenos Aires. En CABA hay más conflictos visibles porque los sindicatos son de la oposición (además se quiere empezar antes), pero lo de no poner es común a las dos jurisdicciones.

         Tengo miedo.


          Yo tengo cierto temor de concurrir a trabajar el primer día de clase presencial con alumnos y encontrarme con un curso de treinta chicos a 50cm de distancia, en un aula mal ventilada, sin máscaras ni alcohol en gel, la mitad sin tapaboca y que los directivos me digan con su mejor sonrisa que esto es una vocación, que a los chicos que vinieron no se los puede echar y que es lo que hay...

         Por eso hay que concientizar a los colegas que hay que ir a las escuelas (lo de la virtualidad antiestatutaria tampoco es la solución, fue el problema) pero no trabajar con alumnos si no están dadas las condiciones. Está bien tener vocación pero no vocación de morirse...


         Por eso le digo al ministro off-shore Trotta y a la no-ministra Acuña que yo, y creo que todos los docentes, queremos trabajar, pero también queremos que las condiciones estén dadas, porque lo que no queremos es enfermarnos o morirnos (incluyo acá a alumnos y familias).

         Y a mis amigos de los sindicatos les digo que además de pensar en la próxima elección traten de defender un poco más el estatuto... la virtualidad es antiestatutaria, todos lo sabemos. Los sindicatos deberían tener ellos un protocolo para las escuelas en las que no se cumplen las condiciones, no se si lo tienen...

          Traten también si pueden y si Kicillof se los permite pedir aunque sea tímidamente por los sueldos vergonzosos que padecemos. Larreta pondría en serios aprietos a Axel si decidiera unilateralmente aumentarle a los docentes un 30% (digamos). Aunque esto no va a pasar... ideológicamente estos tipos prefieren perder una elección antes que aumentarle a los maestros. Igual con el tema sueldos los sindicatos están bien calladitos.


          Finalizo...


          Las clases tienen que empezar y presenciales. Con todas las medidas de seguridad y todos los protocolos. Pero hay que poner...


Poniendo estaba la gansa.

          A la larga es cuestión de guita.

          Y si no ponen no empieza nada...


          Es todo.



          PD: no es admisible como respuesta “... éramos tan pobres...”







 

miércoles, 16 de septiembre de 2020

La no-escuela y el recuerdo de mamá

     No es la primera vez que trato de escribir este artículo. Siempre, cada vez, pasa algo que me obliga a reformularlo. Primero, la renuncia de Puiggrós y el ministro Trotta (el de la off-shore) declarando que no va a haber promoción automática, y todas las aclaraciones. Después, Acuña y las escuelas-cíber para chicos porteños pobres y desconectados. Ahora, escuelas en las plazas y las controversias. Mejor me apuro antes de que pase algo más...

      Va pasando el tiempo. La pandemia sigue, los casos no bajan (suben mucho en el interior), el aislamiento continúa y las clases parece que este año no van a volver. La telescuela ya fracasó y se transformó en no-escuela. Creo que el daño educativo de toda esta situación es enorme y la mayoría de los actores sociales lo subestiman... gobierno, oposición, sindicatos, docentes, alumnos, padres, todos están cómodos con esta situación y muchos creen que los temas se recuperan, que la salud vale más, que con computadoras y conectividad se puede suplir a la escuela física, y afirmaciones de este tipo. Obviamente no todos los actores que mencioné sostienen todas estas afirmaciones, pero todos sostienen alguna, o algunas de ellas.


      Antes de seguir, me posiciono. En general, creo que el aislamiento estuvo bien, aunque no puede ser para siempre, creo que debieron hacerse más testeos en su momento, y que los que van a marchas sin tomar recaudos o hacen fiestas o asados son medio boludos. Esa es mi opinión en general.

      En lo educativo, si lo que se da de contenido en un año se pudiera recuperar al siguiente año la escuela podría durar la mitad del tiempo, así que no, no se recupera todo, quizás parcialmente algo pero todo no. Además sobre todo en secundaria hay materias que al año siguiente no continúan y los últimos años no tienen año siguiente. Perder el último año, aunque el alumno pase y se reciba, para un técnico químico (por ejemplo) que este año no pisó el laboratorio, es grave.

      Que la salud vale más es cierto, aunque también es cierto que el aislamiento no puede ser eterno, y en algún momento habrá que volver a la escuela presencial. En CABA y en la provincia de Buenos Aires en algunos municipios, si bien hay casos, la situación es estable. Con los cuidados del caso ya se podría ir pensando la vuelta.

      Ya se infiere de lo que escribí que los zoom, el edmodo, los meet, el classroom, los grupos de whatsapp, instagram, facebook y todo lo que se les ocurra no suplen a la escuela presencial. Son parches y ni siquiera para todos, para algunos, para los que tienen computadora, conectividad... y ganas.

     Esto último mucho no se dice, es antipático escribir esto, pero la escuela presencial impone ciertas normas que le dan sentido como institución. No es un ágora del saber donde los interesados asisten de buena gana. La escuela impone y se impone y muchos se resisten a ella. Un alumno que deja de asistir es un desertor, un alumno que no cumple sacará bajas notas y de ser necesario recursará el año. Los alumnos tienen espacios designados para ellos, tiempos que deben cumplir, vestimentas que deben usar, conductas permitidas y conductas no permitidas (los famosos acuerdos institucionales de convivencia). Esto es una descripción, no digo que todo esto esté bien o no pueda mejorarse (leer a Foucault es saludable en este punto). Lo cierto es que si bien es deseable que haya ganas, la escuela presencial tiene una función social y no puede depender de las ganas... si no hay ganas la escuela tiene que funcionar igual.

     La cuestión es que la telescuela no cumple con nada de esto, fracasó. Por eso creo que el término telescuela puede cambiarse por no-escuela.


      A estas alturas es más o menos obvio que en marzo había una pandemia desconocida hasta entonces, y creo personalmente que el reflejo de suspender las clases presenciales estuvo bien. También estuvo bien mantener el contacto con los chicos a través de la telescuela (o no-escuela), aunque colegas a los que respeto opinan que debió bajarse la persiana hasta el año que viene y que todos recursen (quizás habría sido mejor y en algún universo paralelo lo estén probando). Pero todo esto fue en marzo, ya estamos casi en octubre...

      No conozco casos exitosos de telescuela, es decir, que los alumnos a esta altura del año sepan lo mismo que lo que hubieran sabido presencialmente (no toco la socialización que da la escuela presencial porque el aislamiento presupone que no la haya, hablo solo de los contenidos). A veces saben un poco menos, a veces mucho menos, a veces nada y a veces se transforman en cenáculos del saber, donde saben casi lo msmo pero son diez de un curso de treinta. Si no fuera por los veinte que quedaron afuera estaría bien. Pero yo no conozco todo, por ahí en algún lado resulta, o para alguna materia aislada, pero en promedio estimo que no, que la escuela que fue telescuela ahora es no-escuela.


     Hasta acá es opinable, pero no da para mucha pelea. Ahora viene lo bueno...

      Mi postulado es que octubre no es lo mismo que marzo y que lo que en marzo valía en octubre ya se puede discutir un poco. Estoy hablando de las condiciones de trabajo de los docentes. No del sueldo (del sueldo creo que ya escribí como diez artículos), sino de las condiciones de trabajo.

      Para ser concreto, creo que es un abuso que me hayan quitado mi lugar y horario de trabajo, que está garantizado por ley (el estatuto y el reglamento por lo menos, de la provincia que sea). Aclaro que conozco que hay decretos firmados en marzo que suspenden las clases y que propugnan la educación virtual a distancia, a título de continuidad pedagógica. La cuestión es que un decreto es menos que una ley (que algún abogado me corrija si no es así, me puedo equivocar), y no la puede modificar eternamente. De hecho decretos como esos requieren consenso, y en marzo ese consenso existía. En marzo, con pocos casos todavía, si bien no hubo ninguna comunicación oficial, cada tanto salía alguna noticia en los diarios en la que se aventuraba que las clases volvían después de las vacaciones o poco más (la mayoría, me incluyo, pensábamos eso).

      Bueno, no pasó así. Los casos crecieron, la fecha se fue corriendo, los docentes empezamos a percibir que la telescuela es un fracaso y que la situación se iba a alargar. En síntesis, lo que está bien para tres meses, no lo está para un año.

     Entonces, como decía Lenin... ¿Qué hacer?

     Creo que dejar de trabajar no se puede, si era una opción en marzo ahora es algo que sucede en el universo paralelo que mencioné, acá ya no se puede. Pero tampoco es exigible el teletrabajo y continuar así vulnera nuestros derechos, que también los tenemos. Se han dado situaciones curiosas... directores exigiendo constancias por no poder asistir a un meet, o enojados porque en un curso en vez de hacer siete trabajos prácticos se hicieron cinco, alumnos mandando trabajos o mensajes a las tres de la mañana, por decir algunas.

      Insisto, tengo el derecho a tener un horario de trabajo y un lugar de trabajo, la no-escuela no me puede perseguir hasta mi casa a las tres de la mañana, aunque sea en nombre de los pibes. Todo tiene un límite. Cuando se dan conflictos entre profesores, directores o inspectores, hay que entender que lo que se les pide a los docentes no es exigible... por ahí uno para no andar peleando siempre termina negociando y haciendo algo, pero uno podría ponerse duro y exigir el acceso al lugar de trabajo, o declarar no disponer de computadora, o no acordar con pagar internet o datos para esto, o tener el derecho a la ART... derechos laborales, que le dicen.

      Es claro que estoy consciente que dada la orientación política de los principales sindicatos, ninguno va a salir a reclamar esto, pero eso no quita que me estén conculcando mis derechos a través de un decreto...

      ¿Qué hacer? (decilo, decilo de una vez).

      Los intentos de vuelta de Acuña fueron ambos una payasada. La escuela no es un cíber para pobres y las plazas no son aulas. Eso no... clase por ahora no.

      Y ahora, les pongo una imagen relajante y tómense unos minutitos para putearme...


      Los docentes tendríamos que volver a las escuelas (por ahora sin chicos)...








      Lo dije, y a mi mamá y a mi hermana les debe picar la nuca, como si estuvieran acordándose de ellas.

      Lo lamento. A estas alturas, en octubre, es lo que pienso y creo. Aunque sea para hacer lo mismo que venimos haciendo hasta ahora, la no-escuela, pero en el tiempo y lugar que corresponde. Para que la escuela pierda ese no que le puse adelante y esté abierta, para lo administrativo o para planificar el difícil 2021, y cuando se pueda, para dar clase... Con todas las precauciones del caso, pero pienso que tenemos que recuperar el derecho al lugar y horario de trabajo.

      Salvo el personal de la salud (aplausos), nadie se agarra el covid por ir a trabajar si toma los cuidados necesarios. Sí los que festejan cumpleaños o hacen asados o van a marchas de pelotudos.

      Lo lamento, pero opino que deberíamos volver...


      Igual no se hagan mucho problema, es la opinión de un solo tipo. Y dada la orientación política de los sindicatos y el constante pasaje de facturas y chicanas entre gobierno nacional, capital y provincia, no creo que volvamos hasta el año que viene. Ya podría predecir que a Larreta no lo van a dejar reiniciar las clases ni un día antes que a Kicillof.

      Sí, señores, por si faltara algo, el año que viene hay elecciones.


     Dejen de acordarse de mi mamá.

     Es todo.



      PD1: es algo descolgado pero lo quería decir... estoy de acuerdo con que CABA tenga que ceder coparticipación... pero también estaría muy feliz si Mendoza y San Luis formaran un nuevo país... y váyanse a la mierda ya que están ...

      PD2: ministro Trotta con offshore... renuncie!


 

miércoles, 8 de julio de 2020

Acotaciones y recomendaciones varias (y vanas)

      Sobre la pandemia y la cuarentena ya se ha escrito mucho, incluso yo he escrito un par de cosas, así que sobre el tema central no voy a insistir. En términos generales estoy de acuerdo con la cuarentena, no cambió mi posición.
      Lo que sí quería compartir son ciertas reflexiones o acotaciones que surgen de la pandemia pero no son opiniones sobre la pandemia (o la cuarentena) en sí.

      Empiezo:

      1- Los barrios populares: es curioso que durante los cuatro años de macrismo se acusó a políticos y medios oficialistas de romantizar la pobreza. Si te echaban del laburo... lo bueno de ser independiente. Si comías carne una vez por mes... lo bueno de bajar el colesterol. Si no podías usar más el coche o tomar el colectivo... lo bueno de andar en bicicleta, o caminar.
¿A qué viene esto?
      Es claro (por ejemplo) que la villa 31 o la 1-11-14 son tan populares como Villa Urquiza, en los tres viven humanos que podrían considerarse parte del pueblo, la diferencia es que en los dos primeros el pueblo vive hacinado y sin muchos servicios esenciales y en Villa Urquiza no...
      Decir que un barrio carenciado o una villa de emergencia es un barrio popular es, con la excusa de no estigmatizar, un modo de romantizar y ocultar la situación.
      La situación que se oculta es el gigantesco problema de vivienda que tiene el país. No es un pase de factura a este gobierno ni al anterior. La villa 31 existe desde la década del 30 y se llamaba villa desocupación. Ningún gobierno hizo nada ni pensó alguna solución para estos barrios carenciados. Algunos construyeron más viviendas, otros menos, pero poquito con relación al problema. Es más, a los milicos se les ocurrió sacarlos con topadoras...
      Ahora, con el covid-19 es claro porqué el GBA la tiene mucho más complicada que CABA o el resto de las provincias. Porque está lleno de barrios populares, y la solución no es que los policías no los dejen salir de la casa o que vaya Berni a hacer quién sabe qué cosa... la solución sería que les den una nueva casa donde no vivan seis en un cuarto y sin cloaca... pero eso sería un plan a largo plazo que requiere inversión y acá de eso no hay.

      2- El gobierno comunista: es claro para mí que todo el evento Vicentín va a quedar en la nada, nada se va a expropiar y hasta por ahí les dan plata. Este gobierno tiene un discurso progresista pero en los hechos no es ni siquiera de centro izquierda. Seamos generosos y digamos que es populista de centro, un poco más de centro que el gobierno de Cristina. Recordemos que Alberto era de la U Ce De y fue en la lista de Cavallo.
      En términos más generales el peronismo no sostiene la lucha de clases, siempre busca ese acuerdo nacional que en el mejor de los casos le da algún pequeño beneficio a las clases bajas pero no altera las cosas en lo sustancial (por eso sigue habiendo villas entre otras cosas). Por las dudas, no estamos en el mejor de los casos, ni siquiera en un caso bueno...
      A los desencantados les digo que si quieren ver como a los agrogarcas de Vicentín los meten en cana y les expropian la empresa (como debería ser) traten de votar a la izquierda la próxima vez.
      A los que de todos modos piensan que esto es comunismo, aflojen con el fernet y no miren TN por un rato al menos.
      Finalmente, habría que ver qué tapa todo esto. Por ejemplo, nadie habla del aborto, promesa de campaña de este gobierno...

      3- Medios pillos: esto ya lo escribí, pero como nadie dice nada lo repito una vez más.
Los medios, a favor o en contra del gobierno, a favor o en contra de la cuarentena, ganan más plata con esto porque los ve más gente que tiene que quedarse en su casa. La tele en estos 110 días ha tenido un público cautivo que antes no tenía y que cuando esto termine no tendrá más. Esto se lo guardan y está bien, es su negocio, no hay que avivar giles, pero nadie más (externo a los medios) lo dice o hace algún comentario. Es más interesante mantenernos entretenidos con la lucha grecorromana entre Larreta y Kicillof por los runners (corredores)...
      Un tema anexo, pero que pongo acá porque todavía no merece un apartado especial es que los periodistas que piden por la libertad de prensa son los mismos que se hicieron los boludos cuando rajaron a un montón de periodistas en el gobierno anterior (de Télam o Clarín, por ejemplo). También aparentan desconocer que el hecho de que Majul sea un periodista (malo para mí, pero periodista al fín) no impide que sea un delincuente y que ser investigado no es persecución de por sí. Les diría que no se preocupen, que como con Vicentín, con esto tampoco va a pasar nada...

      4- La telescuela desigual: no voy a repetir, lo único que queda claro es que la telescuela profundiza las desigualdades. Todos perdieron en esta modalidad, tengo para mí que en la relación pedagógica el contacto humano es irremplazable... pero eso sí, los chicos de una villa en la matanza perdieron más que los chicos de una privada en Vicente López (elijo del GBA para no centrarme en CABA). Aunque me digan que es un barrio popular. O aunque los aprueben a todos, como va a pasar. Y cuando se salga de esto, las aulas que tienen 25 alumnos donde entran 25 van a tener ventaja sobre las que tienen 40 y entran 20. Algunos irán a clase una vez de cada dos y otros irán una de cada tres o cuatro. No es difícil asociar ejemplos con cada caso. Porque así como no se construyen viviendas tampoco se van a construir escuelas.



      Finalmente, para cortar con la mala onda y la queja, les digo que leí y que ví en este tiempo. No todos son grandes autores o películas, es lo que ví o leí en este tiempo y me impresionó como para comentarlo acá (también vi y leí mucha bosta). Así que entre lo que leí están el Quijote (relectura en realidad) y El Hobbit de Tolkien y de lo que vi me quedo con Los duelistas de Ridley Scott (curiosamente yo empatizo más con el malo, no se por qué), South Park (siempre) y Trailer Park Boys (no los conocía pero me hicieron reir bastante).

      Como decía Capusotto, es eso o ver a Mauro Viale.

      Es todo.



      PD1: lean el maldito Quijote. 
      PD2: ¿ya se está cobrando el impuesto a la riqueza?

sábado, 18 de abril de 2020

De policías, medios, y políticos (lo que a todos conviene).



          La cuarentena va pasando y hasta ahora parece que la curva va bien chatita. Haciendo cuentas con los números que se informan los infectados al día de hoy se duplicarían cada 10 días o más, y los muertos no son muchos comparando con otros paises. Fue una buena decisión instaurar el aislamiento rápidamente, para que se pueda reforzar el penoso sistema de salud argentino antes de que llegue el pico de la pandemia.

           Hasta aquí los éxitos. El problema es que ahora hay que pensar cómo levantar la cuarentena antes de que muchos caigan en la indigencia o haya quilombo, aún sabiendo que llega el invierno (los chicos y la educación está claro que no importan). El otro problema, al menos en mi opinión, es que hay ciertos actores sociales que se sienten muy cómodos con la cuarentena.

           Sí, los del título. Policías, medios y políticos.

Al servicio de la comunidad:

          A las fuerzas de seguridad (policías, gendarmería, etc.) se les ha dado más poder para controlar el cumplimiento del aislamiento. Por supuesto, con las fuerzas de seguridad brutas y mal formadas que tenemos (esto corre por mi cuenta), esto lleva al maltrato, a los excesos y a la represión, que como ya escribí en otro lado, es inversamente proporcional a la clase social sobre la que se ejerce (del surfer no se supo más). Esto es constantemente silenciado por los medios, pero a veces se escapan videos de esos que salen en youtube, se viralizan, y entonces algo hay que decir. Yo ya ví videos de bailes, balas de goma, gritos, patadas, empujones, viejos maltratados, y más, solo hay que buscar un poco. Y la represión en Penta. Se podría decir que son casos aislados pero ya ví unos cuantos, y estadística de esto no van a hacer seguramente...

          Cuando no hay reglamentos claros y un policía (bruto) tiene que decidir si alguien está sacando a pasear al perro o no, estamos listos. No me quiero cebar mucho, la realidad es que muchos no están capacitados para ejercer la autoridad en democracia. Y pasa lo que pasa, en todo el país. 

         Ahora, por otra parte, los policías (fuerzas de seguridad en general), están exceptuados de la cuarentena (no se aburren ni están encerrados en casa), y disponen de un poder adicional, que les da la posibilidad de ser un poco más autoritarios y discrecionales que en épocas democráticas normales. Si fuera por ellos que esto siga para siempre, no importa si la población, sobre todo la de las clases bajas, la población maltratada, los odia un poco más mientras pasa penuria.
          Consejo para los jóvenes: estudien, no sean policías. (pueden leer si quieren mi artículo sobre Chocobar, el héroe del gato y la ebria).



Qué terrible señora, ni se le ocurra salir:

          La policía a veces pega, los medios aterrorizan. Desfiles de distintos tipos de médicos mediáticos agoreros que nos instruyen sobre cómo limpiar los picaportes de las puertas, cómo sacarse los zapatos, o cosas así (ni se les ocurra garchar). Siempre las mismas caras, en distintos canales. Sin casi ninguna disidencia (por ahí barbijo sí o no, no mucho más), y si aparece alguno que disiente en algún punto más importante, rápidamene es radiado y no se lo ve más. 

            Estos médicos, que aspiran a sus quince minutos de fama, no son los que aplaudo día a día, los que trabajan en condiciones precarias y por ahí se infectan, estos son expertos en retar a la gente y poner cara de orto ante cualquier sugerencia de aflojar las restricciones. O ante cualquier consideración de tipo económico o social. Son solo médicos y propugnan el discurso médico, no se hacen cargo de nada más. Los cartoneros ya no salen porque el doctor Capuya o Santamarina los miran mal y dicen que no con la cabeza (es un chiste, los cartoneros que no pueden evitarlo salen igual, como mucho les pegará la policía).

          Por supuesto estos médicos mediáticos no vienen solos, van acompañados de algún Viale, Feinmann, Silvestre o similar que se encarga de mostrar ataúdes en distintas partes del mundo, número de muertos, y desdichas varias en otros lados. Cada uno desde su ideología, en atemorizar y mostrar ataúdes todos coinciden.

         Como siempre, hay que deconstruir un poco y tratar de poner en evidencia aquello que no se ve tanto. Esto es, en cuarentena, el encendido y el rating de todos estos canales (tambien de los canales de películas, es general) subió y mucho. La población cautiva y aislada no tiene otra que ver televisión. Lo que para nosotros es un aislamiento aburrido y angustiante (en el mejor de los casos, otros además se cagan de hambre) para ellos es un negocio. Además todos tienen, obligados por la pandemia y las campañas de prevencion , más pauta oficial. 

         Repito, esto es un negocio, a los medios les conviene que esto siga, y para eso la estrategia es amedrentar, atemorizar y aterrorizar. Va mucho más allá de informar o concientizar. Es mantener el negocio mientras se pueda. Como ya escribí alguna vez, es mejor ver en youtube RT, la DW o leer un libro, pero no es fácil evitar a Embón o a Baby.

Dominados por el miedo:

          Con policías que gozan con lo que hacen (por decirlo en forma graciosa) y medios que no tienen ningún apuro y meten miedo, quizás más que la policía, se crea un estado de cosas que los políticos aprovechan, más allá del partido que sean.

          Con gente aislada y atemorizada es más fácil gobernar, tanto el país, como CABA o cualquier provincia, peronista, radical, o pro. No estoy diciendo que las razones iniciales del aislamiento no hayan sido correctas o de buena fe (ver primer párrafo), digo que esta situación conviene a los políticos, es más fácil gobernar así. Otra vez trato de deconstruir y expresar lo que por ahora nadie expresa.

          Alberto Fernández (voy a centrarme en él pero podría ser Larreta también) con las medidas iniciales obtuvo una fuerte aprobación, y está bien, porque todo parece indicar que dieron resultado. El tema es la demora en flexibilizar, con el argumento de que es preferible que caiga diez puntos el PBI a que muera gente. Estaría bien si no fuera que una caida del PBI, con aumento de la pobreza e indigencia va a provocar que muera más gente. De otra cosa y no va a ser parte de ninguna curva, pero va a morir. O se cambiarán muertes por coronavirus por femicidios, que aumentan aunque lo oculten. 

          Es una cuestión de número de muertos... de todas formas, a un mes de cuarentena todavía le puedo conceder el argumento, pero con estas reservas. Si esto sigue ya no se si se lo concedo... porque la réplica a mi queja es que esto (bajar restricciones) favorece a las grandes empresas, y que la vida es más importante que las ganancias de las grandes empresas. Lo que se ve es que las grandes empresas hacen lo que se les canta (como Techint) y si pueden chorean (como Vicentín, que no va a ser estatizada como propuso alguno que no entiende que el peronismo no propone lucha de clases). Los que se joden son los chiquitos, las pymes, que como mínimo si no cierran van a quedar todas endeudadas con el sistema bancario (otro sector beneficiado que dice que da créditos pero en realidad no y se le caga de risa en la cara a Alberto).

          De este modo, como beneficio adicional, los gobiernos (para las provncias también vale) a partir de ahora tienen al coronavirus como el chivo expiatorio para cualquier cagada económica que se manden, además de Macri (gato). 

          Y si su imagen positiva se matiene, gracias al terror mediático-policial, mejor. Si fuera por ellos (nótese el plural, no es solo Alberto) y esto se mantuviera así, levantarían la cuarentena quince días antes de las elecciones de 2021..

          Pensemos por un momento qué estaríamos discutiendo si no hubiese pandemia: seguramente la pobreza, cómo distribuir mejor la riqueza, cómo hacer que paguen más impuestos los que más tienen, la ley de interrupción legal del embarazo, y cosas así...

          El gobierno también zafa de cualquier marcha de protesta para hacerle saber al presidente si está haciendo las cosas mal, como él mismo dijo... De todo esto zafó, y mientras dure la pandemia seguirá zafando.

          Toda esta escritura deficiente de los últimos párrafos es para decir que a los políticos (como a la policía y a los medios) también les conviene que esto siga.

          Lamento no terminar esta larga descripción con opinión con una conclusión educativa. El tiempo dirá si se sale de la cuarentena con orden o con quilombo. Lo cierto es que hay que salir... no sea cosa que la gente se empiece a juntar en las plazas con sus celulares grabando (un ciberpatrullaje aquí por favor)... o aunque esto no suceda, que haya tanto conflicto social que los muertos que se ahorraron con inteligencia los recuperen después por su ambición política.

          Por mi parte, es todo.

PD: hay policías buenos y bien formados, también hay medios que muestran un poco el otro lado (Crónica ponele) y habrá algún político honesto también...







jueves, 2 de abril de 2020

La tele-escuela


          El embole continúa, y poco a poco vamos atravesando el aislamiento preventivo obligatorio (cuarentena para los amigos) que si no pasa algo muy grave terminaría el 12 de abril.
          En realidad el embole no podría seguir mucho más sin romper gravemente la economía. Ya las empresas garcas de siempre (Techint, pero seguro hay otras) amenazan con suspender o despedir y comerciantes pillos (en general supermercados monopólicos, pero algunos chiquitos también) comienzan a aumentar los precios, total la gente tiene que comer y comprar cerca de casa...
          Por ahora no se arma bardo pero si sigue así no va a haber imagen positiva de Alberto que alcance para frenarlo . Cuanto antes empiece a funcionar de nuevo la economía mejor para todos. Entonces,  el 12 la cuarentena debería terminar.
          De este modo se ha instalado la dicotomía salud versus economía, dejando de lado otros temas como menos importantes, como el esparcimiento...


          O la educación. Y de esto voy a escribir.


          Desde sus primeros discursos pandémicos el presidente ya nos advertía que no tenía mucho apuro por reiniciar las clases. Por la dinámica escolar es improbable que alumnos de primaria o de secundaria puedan mantener el metro de distancia, y si bien los chicos no se enferman tanto, sí contagian. Hasta ahí puedo acordar. El problema es cuando empiezan las convenientes medias verdades y las mentiras.

          La principal media verdad (mentira) es que los alumnos están haciendo tareas que los profes y maestros les mandamos desde nuestras casas por internet. O que miran programas educativos. Una especie de educación a distancia pero obligatoria. Porque la educación primaria y secundaria en Argentina, son obligatorias y son un derecho, en cambio, la educación a distancia suele ser voluntaria. Yo llamo a esto la tele-escuela. Como el viejo programa telescuela técnica, pero con una e más y un guioncito.






          Es una ficción bien armada la tele-escuela. Un televidente que lo escucha a Alberto o a Trotta imagina docentes dando clases por videoconferencia mandando tareas por mail o por distintas plataformas que los alumnos realizan con ayuda de las familias, todo en un corto tiempo, reemplazando a la escuela presencial.

          No. No es así. Y no le atribuyo (por ahora) a las autoridades la intención de engañar. Una pandemia como esta no es algo previsible, provoca ansiedad y desasosiego (esta nota de una colega habla de eso entre otras cosas), así que no les atribuyo mala intención en la construcción de la ficción de la escuela a distancia (tele-escuela) por Classroom, por Edmodo o por videoconferencia usando el Zoom. Había que suspender las clases (era necesario) y había que intentar esto. Esa es la media verdad. La mentira es que se puede seguir con esto sin apuro o que la escuela por internet reemplaza a la escuela habitual.

          Aunque parezca mentira para algunos, la escuela física (el edificio, los bancos, las sillas, los libros) y el contacto humano docente-alumno en situación de enseñanza-aprendizaje no pueden sustituirse con una aplicación, o con un cuadernillo en formato pdf.

          La escuela física no se puede reemplazar a la larga y la ficción de la escuela a distancia (tele-escuela) no se sostiene. Es más, falla desde el arranque.

           Hago ahora la larga lista de condiciones que no se cumplen para que la ficción pueda volverse realidad.

    • Por empezar, es dudoso que todos los teledocentes tengan internet, wi-fi y una computadora o celular apropiado para enviar las tareas. El país no es CABA.
    • También está la posibilidad de que los teledocentes no tengan la formación necesaria. No es tan fácil el manejo de las plataformas educativas, y no se puede imponer por la fuerza.
    • Otro punto es que el teledocente no quiera ser tele. En una pandemia como esta la escuela a distancia solo se puede llevar a cabo mediante acuerdos y sugerencias. Es decir, no puede ser compulsivo, no hay teledirectores, el reglamento escolar no se me puede aplicar en mi casa. Yo no me niego, pero entendería perfectamente a un compañero docente que lo hiciera, por las razones que fuera. El estatuto del docente no prevee la tele-escuela.
    • También está el tema pedagógico. No todas las materias o temas se prestan a esta modalidad por igual. En matemática para avanzar hay que explicar, en química o física hay que experimentar. En educación física hay que jugar al vóley, en teatro hay que actuar. Y se necesita que el tipito o tipita que da clase esté ahí. Y también el alumno o alumna...
    • Lo mismo se aplica para los telealumnos. Todos los planes de entrega de computadoras fueron cortados por el gato Macri, hay muchos chicos que no tienen compu... o que no tienen wi fi... o celular … o datos.
    • Y aunque tuvieran computadoras o celular, es posible que algunos no sepan usarlos.
    • Finalmente, al igual que en la escuela física, es posible que los alumnos no quieran hacer nada y jugar a los jueguitos, o que hagan solo las materias que les gusta, en el mejor de los casos.

           Dejo acá la lista. Con estas condiciones materiales y pedagógicas que no se cumplen ya la ficción de la tele-escuela japonesa no se cumple. Y no menciono, por obvias, las condiciones económicas y sociales como el hacinamiento (hay chicos que no tienen una mesa para estudiar), la pobreza, el hambre, las adicciones y la violencia familiar, entre otras. Estas últimas son condiciones no inherentes al tele-estudio sino comunes. Sin embargo, para paliar o enfentar estos problemas, lleva la ventaja la escuela física. En la escuela tradicional, con edificio, directora. maestras y todo eso, hay espacios para estudiar y las diferencias sociales y problemas familiares o de adicciones se notan menos (y si se notan la escuela tiene herramientas para actuar), la escuela es un lugar de refugio. En el ámbito familiar, en una cuarentena, no hay refugio posible, los problemas se notan más y no hay herramientas, al menos desde la escuela.

           La escuela física da a cada alumno un espacio, en muchos casos da de comer, y presta atención a la vulneración de los derechos de los chicos (y trata de restituirlos). Además educa. No es poca cosa.

           Por eso me asusta y me preocupa cuando los funcionarios (Trotta, Alberto, y otros) declaran tan sueltos de cuerpo que no hay tanto apuro por reiniciar las clases, total, estudiamos desde casa...
           Desde casa se exacerban las diferencias, puedo imaginar que la ficción de la tele-escuela está más cerca de cumplirse en una escuela bilingüe privada que en una escuela pública en un barrio precario (pido perdón por estigmatizar pero creo que se entiende).

           La tele-escuela está bien para zafar un par de semanas... Si la suspensión de clases se va a extender hasta mayo no es tan grave pero si se va a extender hasta septiembre el ciclo 2020 se perdió. No hay telescuela que lo salve. El tiempo que se pasa en la escuela (física) es fundamental.

           La salud es recontraimportante (la curva parece que va bien). La economía también (aunque hay garcas y pillos y no va tan bien).

           Pero en un país que quiera futuro la educación es igual de importante.

           Empecemos las clases lo antes posible. Así como se hizo un costo - beneficio entre salud y economía habría que hacer un costo – beneficio entre salud, economía y educación. Lo más obvio que se me ocurre ahora es que si los padres van a volver a trabajar los chicos no van a poder quedar solos, la escuela también tiene una función social. Y el coronavirus no se va a ir nunca, y no se pueden suspender las clases para siempre. Por supuesto que habrá que tomar las precauciones necesarias.

           De algo estoy seguro, perder el año no es una opción (o juntar 2020 con 2021 que vaya a saber uno qué quiere decir). La tele-escuela a la corta es un interesante recurso, a la larga es un verso, y exacerba las diferencias, en el mal sentido.

           Es todo.


PD2: La foto es de cuando Casero todavía era re-piola.
PD3: Alberto llamó tonto al surfer pero a Paolo Rocca no... sí, no tiene nada que ver, ya me voy...