Mostrando las entradas con la etiqueta carneros. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta carneros. Mostrar todas las entradas

lunes, 4 de marzo de 2019

De disculpas y perdones (o el pedo en el ascensor)


           Finalmente sucedió. Algunos (más de uno y en distintos lugares) se enojaron con un artículo mío. Es que son para eso...

           Es sencillo. Salvo casos de excepción, los docentes como colectivo soportamos en proporción más carneros que otras profesiones. Más que los taxistas, o que los metalúrgicos, por decir algunos gremios a los que les va mejor que a los docentes (obviamente). Y parece ser que esto no se puede decir ni escribir, ni siquiera en forma general. Ser carnero (o no) es es una decisión a conciencia y sumamente íntima, que no puede ser juzgada ni criticada. Ni siquiera connotada o relatada. Lo mismo vale para el voto. El voto se decide en un ambiente de profunda reflexión democrática, íntimo y sacrosanto, el cual debe ser respetado (eso está bien) y esta decisión no puede recibir ninguna crítica u observación (ahí no estoy de acuerdo).

           Así, carneros que votaron al gato inmundo dos veces se encabritan si uno se lo recuerda cuando se quejan de que no les alcanza, y ni qué hablar si se los cuestiona (quién sos para juzgar, mi voto es íntimo, y argumentaciones similares). Según algunos de ellos, debería disculparme por cuestionar sus motivos, o calificarlos de carneros.
           Aclaro, acato las decisiones en democracia, ganó el gato (dos veces y sin fraude evidente) y si alguien no hace paro no lo voy a ir a buscar a la casa... tampoco le digo que devuelva los aumentos que consiguieron sus compañeros con descuentos....

           Pero... no, no me disculpo nada, en democracia también se discute, los que votaron al gato, al menos la segunda vez, o no evaluaron bien (se equivocaron) o son garcas (en ese caso no se equivocaron, pero son garcas). Y los que no hacen un paro (salvo casos extremos), son carneros, aunque nadie se los diga.
           Igual vivimos en el mismo país, vamos a tener que convivir, así que no se enojen tanto y voten mejor la próxima vez (sí, estoy calificando y para mí votaron mal, pero a veces pasa).

           No me disculpo por pensar u opinar. 










           Zanjado el tema, y hablando de disculparse, la hiena Heidi Vidal le pidió perdón a los maestros, o eso dicen...
           Según google (la fuente de los periodistas vagos), la diferencia entre disculparse y pedir perdón reside en que quien se disculpa no se siente responsable por lo sucedido, quien pide perdón sí... o sea, me disculpo si se me escapa un pedo, pero pido perdón si me lo tiro a propósito en un ascensor …

           Quizás la gestión educativa de la hiena Vidal es equivalente a cagarse (a propósito) en un ascensor lleno de docentes. Por algo pide perdón...
           La pregunta es... ¿Pidió perdón realmente? Veamos parte de su discurso ante la Legislatura:



           ...Durante el último tiempo muchos de ustedes se vieron perjudicados por el conflicto que hemos tenido con los gremios.

             Quiero
pedirles perdón si en algún momento sintieron que nos equivocamos.

             En este camino no están solos, estamos haciendo todo para acompañarlos...


          ...Donde daba lo mismo ir a trabajar que no hacerlo, empezamos a premiar el presentismo para reconocer al que cumple y da el ejemplo...




          Bien. Tal como se sospechaba, no nos pidió perdón, o si lo pidió fue de una forma tan elíptica que parece que nos pide perdón en nombre de los gremios, los verdaderos culpables (debió haber dicho sindicatos, ya que estamos puristas con el lenguaje). Es un perdón además subjetivo, que remite a un sentir, y condicional (no obraría este perdón con los que no sintieran que se equivocó). Y dos párrafos después justifica el premio al carnero, que muchos de los que se ofenden y piden que otros se disculpen se apresuraron a cobrar.

          Habría que aclararle a Vidal que los sindicatos docentes suelen estar conformados por docentes, y que tener conflictos con los sindicatos docentes es tener conflictos con los docentes representados por esos sindicatos. Y que una buena forma de pedir perdón es jerarquizar los salarios y la profesión docente. 

          Pero no entiende, o se hace la que no entiende. Es garca.

          Ya canso escribiendo esto pero de un gobierno de garcas no puede esperarse otra cosa. Los garcas hacen cosas de garcas, razonan y actúan como garcas. ¿Cómo nos libramos de ellos? No es fácil, pero por empezar no habría que volverlos a votar...

           Cierro con la gracia procaz y previsible. Imagino a la hiena Vidal y todo su gabinete, tirándose pedos y cagándose (a propósito) en un gigantesco ascensor lleno de docentes, enfermeros, policías (sí, policías también), jubilados, desocupados, pobres, indigentes, chicos... casi todos...

           Por supuesto, en época de elecciones, pidiendo perdón.


           Es todo.


PD1: sí, los sojeros, los mineros y dos o tres más tienen ascensor propio.

PD2: comenten, circulen y opinen que yo no me enojo...









viernes, 11 de enero de 2019

Paro docente (reflexiones para docentes carneros).

           Pasaron varios meses desde lo último que escribí. Temas hubo, tiempo no... además cuando escribo sobre actualidad o política me pongo agrio y mucho no lo disfruto.
            Prometo entonces, escribir más seguido y en la medida que este país lo permita (por ahora no lo permite), con un temperamento más alegre.

           Sobre la problemática salarial docente, ya escribí mucho. Pongo algunos enlaces (uno, dos, tres, por ejemplo) para no fatigar ni repetir razonamientos. 
        Resumidamente, a los docentes históricamente nos pagan poco, por muchos motivos. Muchos consideran que la docencia no puede estar bien paga ya que se trata de un trabajo vocacional, no profesional, que cualquiera con vocación que sepa leer, escribir y las tablas de multiplicar podría hacer. Por eso la tendencia es cerrar los profesorados, traer docentes del exterior (venezolanos, por ejemplo), poner voluntarios al frente de alumnos, y en algún futuro, no descarto gendarmes dando clases de ESI o de matemática (munidos con táser por supuesto). No se les ocurre (menos a estos garcas neoliberales) jerarquizar la profesión pagándoles mejor a los tipitos (y tipitas) que dan (damos) clase. Pero de esto ya escribí.
            Por supuesto, esta problemática docente hace que los docentes debamos negociar, y llegado el caso, tomar medidas de fuerza... como los paros.

            Así llegamos al tema, el paro docente. Es un buen momento para reflexionar sobre el tema, ya que no hay paros cercanos y se evitan las chicanas y acaloramientos entre docentes. Porque este escrito está dirigido sobre todo a mis colegas docentes. Más específicamente, está dirigido a mis colegas docentes carneros (no escribo CARNEROS porque dicen que es equivalente a gritar pero quizás la mayúscula sea procedente).

           Alguna consideración previa: puedo convenir que no todas las convocatorias a movilizaciones o paros son igual de importantes (si bien sí son justas). Desde que soy docente (año 86) hubo un montón de paros y algunos no los hice (no muchos). A veces, pocas veces, no me convencen o no puedo permitirme descuentos.
           Ahora, es claro que en el 2018 que pasamos bajo el gobierno garca de Macri (gato), el salario docente perdió no menos del 15 % (siendo generoso) de su poder adquisitivo. No haría falta convencernos de nada, es evidente que parar está justificado. Y en cuanto a los descuentos, muchas veces son aplicados indiscriminadamente, haya el docente hecho paro o no. Podría respetar alguna situación extrema, pero el hecho es que muchos docentes deciden no hacer paro y no padecen ninguna situación extrema. Deciden ser carneros. Aunque debiliten a sus compañeros que paran, aunque por ahí le descuenten igual...



           Acá empieza mi problema. Otros gremios, como metalúrgicos, taxistas o camioneros tienen formas más claras de tratar con los carneros. No hablo de violencia física (que a veces también hay), pero hay una clara condena simbólica de los trabajadores para con el carnero. Con los docentes no es así.
            Es que es difícil condenar, aunque solo sea de palabra, a compañeros docentes que trabajan en el día a día con uno y que quizás uno valora, respeta y aprecia.
          Aún así, me animo a preguntarles a veces por qué no hacen los paros. Las respuestas parecen graciosas pero son tristes... paso a detallar, aunque quizás no esté registrado algún caso (es mi experiencia, por lo tanto es limitada):

    • La que pone cara de republicana y dice “... cada uno hace lo que su conciencia le dicta...”. Es decir, su conciencia es poco solidaria y le dicta cagar a sus compañeros. Además es vaga de pensamiento y no quiere discutir.
    • “Qué culpa tienen los chicos, hágamos otra cosa”. Jamás propone qué otra cosa hacer, y por lo general los chicos pierden más días de clase por falta de agua, luz, gas, o porque las escuelas se caen a pedazos que por los paros. Cuando a los chicos y a las familias se les explica, entienden. Y con los paros también aprenden que ser solidarios y organizarse es mejor que ser individualistas y serviles.
    • “Si me descuentan mucho no me voy de vacaciones”. Garca asumida, ni da para contestarle. Por lo general es segundo sueldo y los votó.
    • “La yegua tal cosa... Baradel tal cosa...”. Sí, está bien, yo no soy votante de Cristina y a Baradel no lo quiero ni de compañero de colectivo, pero es claro que a este tipo de carnero la grieta le impide pensar sus condiciones objetivas. El paro es porque la hiena (o larrata) nos paga mierda y cada vez con nuestro sueldo compramos objetivamente menos comida. La próxima tratá de votar mejor, ya que estamos.
    • “Hay que trabajar más, no menos, porque a estos tipos es lo que les molesta”. Estoy de acuerdo que a estos garcas gobernantes les molesta la educación, el cierre de profesorados y nocturnas en CABA es prueba de eso. Ahora, usar eso para debilitar una medida colectiva con una postura individual es de garca o de boludo. O de hipócrita, que lo que realmente quiere es que no le descuenten.
    • “Soy apolítico, y los paros son políticos” Este es boludo de verdad. Y probablemente los votó.
    • “En Finlandia no hacen paro”. Sí, pelotudo, porque en Finlandia pagan bien, valoran la educación y los finlandeses no votan garcas.
    • “Con los paros nunca se llegó a nada”. Mentira, a veces sí. Ahora, cuando los paros tienen muchos carneros, se hace más difícil una negociación exitosa (sobre todo bajo este gobierno garca).

            Deben faltar casos, pero no quiero inventar, las de más arriba son respuestas que realmente escuché...
              Quizás por estas respuestas (y otras como estas) los docentes merecemos lo que nos pasa. No se si listarlas tiene alguna utilidad excepto que los carneros se den cuenta que si bien parece que no pasa nada, o que no decimos nada, los demás nos damos cuenta... No hace falta violencia física, patoteo o dejar de hablar o saludar a nadie. Pero sepan que nos damos cuenta.

            Para terminar, si a alguno molesté con esta clasificación y se siente incluído en alguno de los ejemplos, jódase. Pagué dos lucas por cada mes que haya hecho paro para tener derecho y poder escribir esto. Paré y fui a varias marchas para mejorar mis condiciones salariales y laborales... y también las de ustedes, carneros, que fueron a trabajar (sin alumnos a veces).

           Y a los que quiero, valoro y respeto, y decidieron ser carneros, traten de no hacerlo más. Tienen todo el 2019 para redimirse. Hagan los malditos paros, no sean carneros. Y voten mejor.

            Es todo.




           PD: comenten, circulen y háganme famoso en las redes...