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viernes, 26 de enero de 2018

Otra vez arroz.


           Hace ya más de un año que escribo estas notas, más o menos una por mes, así que además de soplar la velita, van dos metacomentarios, uno desde la producción de las entradas y otro desde los reconocimientos de mis lectores.
            El primero de ellos se refiere a que cuando cuando inicié estas publicaciones, pensé que no había (en principio) ningún límite en lo temático para escribir más que el que me impone mi buena conciencia. Así, mi proyecto inicial contemplaba notas de educación, política, sindicalismo, publicidad, ateísmo, fútbol, feminismo, vegetarianismo, veganismo, ajedrez, go, inteligencia artificial, defensa del consumidor, filosofía... casi sobre todo. Y realmente se puede (puedo) escribir sobre casi todo eso. Sin embargo, hay temas sobre los cuales me sale más escribir (educación, política, sindicalismo y ateísmo) y otros con los que por ahora no me animo tanto. Prometo en un futuro intentar...

           En este contexto, va el segundo metacomentario, el que da cuenta de los reconocimientos. En este sentido, los sufridos lectores que leen mis notas dan preferencia a aquellas que están relacionadas con la docencia, tanto en número de lecturas como en los comentarios escritos (pocos) y orales que me hacen. En menor medida son leídos los artículos políticos. De las cinco entradas más leídas tres son sobre docencia (uno dos y tres), una es sobre ateísmo y una (recién en quinto lugar) es sobre cuestiones políticas.

           Así que si hubiera que congeniar los temas con los que me siento más cómodo escribiendo con los que son más leídos y comentados, este blog debería estar mayormente referido a la educación con algún arrebato ateo cada tanto.

           De todos modos, las entradas de educación y docencia no están desligadas de la cuestión política. Congeniemos, entonces...



          Alguno dirá que estamos en enero, en vacaciones (en mi casa pero vacaciones al fin) y es muy temprano para empezar a discutir y cuestionar... dicho de otro modo, a romper las pelotas. Y el argumento sería atendible si no fuera porque el vago que tenemos de presidente (que sí se va de vacaciones bastantes días al año) firmó en enero un DNU (decreto de necesidad y urgencia) que altera la paritaria nacional docente.
           Y la altera sobre todo en dos cuestiones. La primera, se le quita a CTERA representación en la paritaria, es decir, la representación deja de ser proporcional al número de afiliados y pasa a ser de un representante por sindicato (esto perjudica a CTERA que es la principal agrupación de docentes del país). Por si fuera poco, limita la paritaria nacional a temas no salariales y establece el salario básico docente a un 20% más que el salario mínimo vital y móvil. Lo que sea por encima de ese valor (miserable) debe negociarse por provincia y no ya en la paritaria nacional.

           Es claro que más allá de que a los ojos inexpertos el decreto parece claramente inconstitucional (modifica la Ley de financiamiento educativo, una ley que establece que el salario mínimo docente se negocia en paritaria y un decreto no puede modificar una ley) y de los reclamos ya iniciados ante la OIT, los dos puntos principales del decreto perjudican a los docentes, en especial a los de las provincias desfavorecidas (Formosa, Chaco, y Jujuy por nombrar algunas). Estas provincias están jodidas. En general los docentes están (estamos) jodidos pero los de estas provincias lo están en un grado mayor.

           Entonces, sin ser adivinos ya podemos decir que los gremios docentes van a negociar separadamente (por provincia) y seguramente a nivel nacional comenzaremos con marchas y paros, con el maltrato y bardeo clásico a los docentes de los distintos medios y opinadores, muchas fotos de Baradel comiendo tallarines y viejas enojadas porque esto con los militares no pasaba...
           Al mismo tiempo, a nivel provincial, las provincias irán arreglando una a una, a la baja con la inflación (quizás con la excepción de San Luis). Habrá paros y marchas, esta vez provinciales, y las clases comenzarán, unos días después en CABA o en provncia de Buenos Aires, o unos meses después, en Formosa o Santa Cruz (todo esto lo adivino, en mayo veremos si acerté o no).

           Los discursos se repetirán. Nos dirán que los chicos no tienen la culpa, amenazarán con descontar, sancionar o con poner a dar clases a los gendarmes, insistirán con que la docencia es un servicio vocacional, que un docente que se precie trabaja por amor y no necesita comer, que si lo que quieren es ganar bien que trabajen de otra cosa, que los docentes son todos K (esto en particular es mentira, muchísimos docentes votaron a Macri (gato) y ahora se quieren cortar las bolas), que no están capacitados, y hasta quizás nos apaleen, nos tiren gases o maten a alguno en alguna marcha...

           Repito una vez más (van varias). Macri (gato) podrá ser un vago en su trabajo de presidente, pero eso no quita que, junto con el hato de ladrones que lo acompañan, sean garcas, y por lo tanto, hagan las cosas que habitualmente hacen los garcas. En el caso de la educación, menoscabarla, denigrarla y en un futuro no muy lejano destruirla. Un pueblo educado es peligroso para los garcas.

           No se les puede pedir a los garcas que no sean garcas, ser garca es su razón de ser. Es muy claro que en estos últimos dos años a casi nadie le fue bien... excepto a los garcas. Por eso no hay que votar garcas. Y la forma de no votar garcas es siendo un pueblo informado, que no se deja engañar y manipular por grietas mediáticas. Y que puede ver lo bueno y lo malo de cada gobierno, tomar postura y sacar conclusiones sin arruinar los asados o cagarse a tiros. Sin realismo mágico. Con racionalidad y educación...

           Por eso un pueblo educado es peligroso para un gobierno garca (con muy pocas cosas buenas) y por eso en consecuencia es lógico intentar destruir la educación...


                                                       --------------------------------------

           Los razonamientos se repiten y se empiezan a volver cíclicos, esto ocurre porque el problema de la educación en Argentina es cíclico... pasan años, décadas y gobiernos, y siempre discutimos lo mismo...

           Sólo hay una forma de cerrar este artículo que reflexiona sobre lo cíclico... y es con el título...



Otra vez arroz.


PD: el que no comenta es un garca...



sábado, 17 de junio de 2017

Todo por mil pesos (o la persistencia de la vocación).



TODO POR MIL PESOS...



Mil pesos. Un par de meses, no todos. Es todo lo que los salarios docentes aumentaron desde julio de 2016, a cuenta de una futura paritaria. Eso sí, los chicos están en las aulas, recibiendo clases de maestros y profesores maltratados y hambreados.
Es que nos quieren escarmentar. Cómo es posible que esta gente pretenda comprar los mismos kilos de papas que hace un año... es que son todos K, seguramente, y además, toman a los chicos de rehenes...
Por si fuera poco Baradel (lamentablemente) mantuvo la conducción del principal, aunque minoritario (Suteba afilia al 40 % de los docentes, más o menos), sindicato de la provincia. Hay enemigo, gordo y barbudo, a quien pegarle es bastante fácil. 

Los medios ignoran la cuestión o ponen el centro en los paros, hace rato que ya no intentan averiguar cuánto gana un docente hoy. Lloriquean por los derechos de los chicos pero se hacen los boludos con el hecho de que un docente gana hace un año diez lucas por cargo (con máxima antigüedad de veinticinco años un poco más, trece pongamos). La gran mayoría de los periodistas silencian el tema excepto, por supuesto, cuando hay un paro. Eso sí, hablan y debaten sobre inseguridad como si la política educativa no tuviera nada que ver con el tema...
Por las dudas, seamos claros. La gestión anterior (Scioli) también fue un desastre, pero al menos hacían como que les importaba. A los actuales (Vidal) claramente les importa muy poco, es más, los focus group de Durán Barba aconsejarán no hablar de los salarios y sí hacer hincapié en los pobres chicos, en las inasistencias o en la pinta de roñoso que tiene Baradel.
Y mientras el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, nuestros sueldos se vuelven indignos, y aumentan la luz, el gas, el agua, los alimentos... bastante más que mil pesos.
Además, como los garcas en estas cosas son solidarios y se ponen de acuerdo muy rápido, el hecho de que no se aumente nada (mil pesos es nada, es una burla) en provincia de Buenos Aires, implica que el garca Larreta aumente un diez por ciento por decreto en Capital (que claramente tiene los recursos para llegar a un acuerdo sin problemas). Llegamos entonces a la pregunta...

¿Qué hacemos?

La respuesta no es fácil, porque todo lo que se plantea va claramente en contra de lo que está pasando. Un observador cándido podría argumentar que habría que aumentar los sueldos docentes, equipararlos al 2016, y lentamente subirlos en relación a otras profesiones, para que ser docente sea una opción válida y que no convenga ser camionero, por ejemplo. En este momento la situación se sostiene porque muchos docentes son segundos sueldos (hay alguna cuestión de género aquí, pero no es tema de este artículo), no son los que paran la olla, entonces se dejan forrear un poco más... de todos modos, dado el empobrecimiento general de la población estos casos ya no son tan frecuentes. Por supuesto que esta jerarquización salarial de la profesión docente no implica que no se revise el abuso de licencias (si lo hubiere) o se cambien los programas de los profesorados, si realmente ese fuese el problema... pero primero, antes, previamente, hay que pagarles mejor a los tipitos (y tipitas) que dan clase.
A un tipito o tipita que da clase toda la semana y le pagás diez lucas (diez mil pesos, seiscientos cincuenta dólares redondeando para arriba) no tenés autoridad moral para exigirle NADA. Si tenés la suerte de que el tipito no se considere tanto un profesional de la educación y sí se considere un sacerdote de la vocación que ha oído el llamado, por ahí sigue trabajando con ganas un rato más... si no es así el tipito va a adoptar distintos modos de resistir... porque los paros, así como los estamos haciendo, no sirven de mucho.
Así, algunos tipitos (y tipitas) ya se dedican a otra cosa, o son docentes en Capital, o dan clases particulares, o se van a la escuela privada, o toman dos cargos (y en algunos casos tres), o tratan de ganar lo que debería ganar un profesor siendo director, en algunos casos abusan de las licencias, en otros el maltrato social constante (no solo de los padres que los golpean, también de los medios) los enferma de verdad. Y el sistema persiste y va empeorando de a poquito. Los profesores recibidos dan paso a los estudiantes de los profesorados, a los ingenieros, abogados, y próximamente a los gendarmes y los boy-scout. Por supuesto una consecuencia de esto es chicos que dejan la escuela, aprenden menos, están más tiempo en la calle, y aumenta la inseguridad, entre otros efectos…
La verdad es que si hoy tuviera que decidir si estudio un profesorado... ni en pedo lo hago. Los profesorados vacíos son muestra de esto.
En lo personal, voy a tratar de irme de algunas horas (las de provincia), pero dada la poca chance de trabajo para un tipito que se acerca a los cincuenta, lo veo difícil...
Pero desde ya le digo a cualquiera que lea esto que si me ofrece un trabajo de doce a dieciséis horas semanales por más de quince mil pesos que reemplace las once lucas que cobro por doce horas de enseñar matemáticas a hijos de otros... seguro lo pienso, y si tiene que ver con escribir o con la comunicación (finalmente, también soy comunicólogo), probablemente acepte.
Y como me gusta dar lástima, y la luz, el gas y los impuestos suben, voy a manguear guita por este medio además. Aprovechando que ahora pasar el CBU de mi cuenta sueldo es mucho más fácil, lo pongo más abajo esperando ansiosamente que un mecenas (árabe quizás) me saque de la docencia, al menos en provincia.

TOLDO.PISO.JAGUAR

Por favor, los amigos no... sólo mecenas anónimos, en lo posible no relacionados con Báez, Odebretch o el narcotráfico, que no quiero terminar preso...
Estaba por poner que es joda y cerrar el artículo, pero uno nunca pierde la esperanza de ir al cajero y sorprenderse con una donación anónima... una donación de, por ejemplo... mil pesos.

TODO POR MIL PESOS


Es todo.

viernes, 14 de abril de 2017

Salas de maestros (o de la vocación y sus consecuencias)


 
            El conflicto docente se hace largo y desgastador. Sindicatos sin otra imaginación que hacer paro cada dos días, en muchos casos con historial de traiciones a las bases (como SUTEBA) intentan sin éxito negociar  paritarias, salarios, condiciones de trabajo, o algo (cualquier cosa) con el gobierno más garca desde que volvió la democracia.
            Ya nos dimos cuenta que a los garcas no les importa mucho la educación. Es más, para que a los docentes les quede bien claro, ya repartieron algunos palazos y gases…

            Mientras tanto, maestros y profesores en las escuelas, como pueden, apaleados, descontados, ninguneados, empobrecidos, y próximamente hambreados, intentan dar clase. Y las salas de maestros se transforman en el lugar de la catarsis, pero también del debate.
            Quien esto escribe (profesor taxi promedio) participa de cinco de estas tertulias. Los temas son los mismos, los enfoques y opiniones a veces difieren. No todos los docentes piensan (pensamos) igual.
            Las inasistencias, la capacitación, el paro, los sindicatos, la economía, la situación social, los precios, son los temas más actuales. A estos se agregan los temas crónicos de la educación y de la vida escolar, los alumnos, los directivos, la violencia en la escuela, el edificio que se cae a pedazos (entre muchos otros), todo esto desarrollado en los diez minutos de recreo por docentes que además, a veces, usan ese tiempo para corregir evaluaciones o comprar ropa o bijouterie (los más ricachones).
            Seamos sinceros. De semejante collage no puede salir una posición política unificada ni coherente. Apenas algunos acuerdos mínimos. Por lo demás, todos somos docentes y todas las posiciones se respetan.
            Hay docentes que mucho de política no les gusta hablar, los hay también conservadores,  kirchneristas, peronistas, de izquierda, anarquistas, y hasta macristas. Y todas las opiniones, más allá de ser o no compartidas, son respetables.
            Pero hay una que me asusta y atraviesa a todas las posturas políticas. Es la opinión de que quien elige la docencia sabe que va a estar mal pago, y que eso es parte de la elección.

            “Pero vos sabías que no ibas a ganar mucho” me dicen habitualmente...

            Parece ser que los docentes tienen algo llamado vocación, por lo tanto hacen lo que les gusta… y por lo tanto está bien que les paguen poco, después de todo trabajan a gusto.
            Y con este razonamiento conformista y pedorro, Vidal, Scioli, Larreta y todos, los de antes y los de ahora, desde Sarmiento (otro garca) en adelante, ya ganaron la primera batalla, la que se libra dentro de nuestras cabezas, la batalla ideológica.
            Nos han convencido que es natural que un docente gane poco, porque siempre en la docencia se ganó poco, ya que la docencia es vocacional… ya desde los profesorados nos meten esto en la cabeza.
           
Así se justifica la diferencia entre el veinte por ciento que nos van a dar y el treinta y cinco que deberían dar para que nuestro salario sea igual de miserable que el año pasado. Ese quince por ciento, que ya no volverá, se pierde no solo por la inoperancia de los sindicatos, también lo hemos perdido en nuestras cabezas. No hay nada que impida que el año que viene estos garcas nos roben un quince por ciento más.

¿Cómo responder al razonamiento pedorro? Es difícil, por empezar habría que quitarle al concepto de vocación ese tufillo religioso o trascendental al que muchas veces se asocia. En mi caso, como buen ateo, la tengo más fácil, no acepto definir vocación como el llamado de nada, no hay dios, no hay alma, en el mejor de los casos puedo aceptar igualar la vocación al gusto por hacer algo, no mucho más.
            Una vez que se corrieron los curas, si la vocación es solo el gusto por hacer algo (y no un llamado o un sacerdocio), no hay ninguna razón para que el salario docente disminuya por el llamado de la vocación. Es más, tampoco los sueldos deberían ser bajos aún con el concepto tradicional de vocación. Pero sin la vocación en el medio es más claro.
            Porque cuando dejamos de ser vocacionales, lo que queda es un trabajador. Un trabajador profesional dedicado a la docencia.
            Escribo una vez más que la educación y las condiciones en las que trabajamos los docentes van a mejorar cuando dejemos de ser seres vocacionales que han oído el llamado en lo profundo de su alma y pasemos a ser profesionales docentes que transmiten eficazmente saberes significativos a través de las generaciones, y por lo tanto, un tipo de trabajador más. Que tiene que tener un salario acorde a su formación.



            El gusto por lo que se hace es importante, pero más lo es ser un profesional bien formado. Es más, concibo la posibilidad de que algún docente, buen profesional, pueda no sentir tanto gusto. Y también habría que pagarle, y pagarle bien… porque la docencia es una profesión, y merecemos ganar lo que nos corresponde, por ser profesionales y trabajadores. Como los camioneros, los bancarios, los trabajadores de los peajes o los porteros de edificios, que en muchos casos estudiaron bastante menos que un docente.
            Basta de razonamientos falaces (pedorros) como el de la hiena Vidal:

            Los maestros si quieren más dinero, que trabajen de otra cosa”

            Hay docentes que piensan así. Y así, ya nos ganaron la batalla ideológica, adentro de nuestras cabezas.

            Es todo.

            PD: le dedico esto a todos los colegas de las distintas salas de maestros, que en algunos casos estimo mucho, pero que piensan más o menos así…
            PD2: Macri (gato) y quiero una remera de esas…

           

viernes, 31 de marzo de 2017

Sin solución (dos veces).




            El conflicto docente no tiene solución. Ni en el plano material ni en el simbólico. Lo material es simple, casi tonto. Los docentes de la Provincia de Buenos Aires (también los de CABA, y los de casi todas las provincias, pero tomo provincia de Buenos Aires, que es la que más docentes tiene) piden un 35% de aumento, 25 % por la inflación de este año y 10% para recuperar lo perdido en el 2016. El gobierno ofrece 19 % en tres cuotas y una escasa suma fija.

            Nadie cede un ápice en sus posiciones, los docentes porque quieren volver a las gloriosas épocas de la gestión Scioli y recuperar el poder de compra de su sueldo que ya era miserable. El gobierno, porque hay orden de Macri (gato) de no dar más del 18 o 19 % para forzar a la inflación a bajar. Si la gente (todos, no solo docentes), tiene menos plata en el bolsillo, los precios deberían bajar o no subir tanto…

            Es un poco ingenuo el plan. En un país en que no se regula nada, con estado ausente, corrupto o mafioso, manda la ley de la selva, son todos garcas, los precios suben igual, y lo que termina sucediendo es que la gente gasta menos, no gasta o no come, según el caso. Hay docentes que no llegan a fin de mes.

Además, si se les concede a los docentes mantener el poder de compra de su triste salario, después los policías, los enfermeros, los metalúrgicos, los taxistas, más en general la chusma, va a querer un aumento similar…

 En resumen, el reclamo es justo, solo que por razones macroeconómicas no le van a dar pelota.

            ¿Cómo hacer para no darle pelota a un reclamo justo y pedalearla? (pedalearla es un verbo bien Pro).

            Lo logran (intentan lograrlo) instalando y exacerbando el conflicto simbólico. Si un trabajador (de la educación) tiene que protestar por su sueldo misérrimo, lo natural es hacer paro. Hay otras posibilidades, como protestas o marchas, pero ante un gobierno inflexible, el paro termina siendo la opción más utilizada…

            Y así comienza el ataque. De los majules, los lajes, los montenegros, los castros, los viloutas… de los Clarines, Américas, Nueves y Telefés, casi todos… porque incluso quienes defienden a los docentes (C5N, quizás Crónica y no muchos más) no resisten el archivo de sus propias opiniones cuando el paro se lo hacían a Scioli.

            De este modo los docentes:
             -Toman de rehenes a los chicos y provocan un perjuicio económico o molestias a los padres, que no tienen donde dejarlos. Los chicos “se dejan” en la escuela… además hay consenso político de los últimos gobiernos acerca de que los docentes trabajan cuatro horas, tienen trabajo estable y tres meses de vacaciones.
            - Son vagos y no se capacitan, por eso nos va tan mal en matemática o lengua y estamos en el 4456° lugar en el mundo… los docentes deberían agradecer que se les paga algo, manga de vagos… y pobre de aquel niño que deba caer en la escuela pública… deberíamos copiar a los chilenos, a esos sí que les va bien…
            - Por si fuera poco, faltan. Se les ocurre tener hijos, ascender o enfermarse. Abusan, se quedan sin voz o enloquecen a propósito, para seguir estafando al ciudadano que les paga el sueldo.
            - Lo del salario oprobioso no es tan grave. Si quieren mejorar su sueldo pueden juntar más de un cargo (cinco por ejemplo, trabajando de madrugada) o tener otro sueldo en la familia. Las maestras que agradezcan que se les paga por hacer algo que les gusta y si quieren plata que se casen con un abogado.
            - Además Baradel es barbudo, sucio, piojoso y viaja seguido (no voy a defender a Baradel, pero es obvio que solo representa a un sector de un gremio, y hasta mayo).
- Es todo política, son todos kirchneristas, son destituyentes, y si alguno no lo es, que se joda por estar en malas compañías, como la mayoría de los 70000 o 150000 que fueron a las marchas. Y hubo uno que le dibujó un helicóptero a un guardapolvo, vean cómo son.

            Y así siguen. Enlodan y menoscaban una profesión que cada vez menos eligen y que es esencial para que un país crezca. Lloran como cocodrilos cada vez que están en campaña, dicen que los maestros deberían ganar cuarenta lucas, y después se vuelven responsables y ofrecen sueldos promedio de quince. Porque la culpa, todos lo sabemos, es de otro.  
           

            Quizás lo material se resuelva. Mi ánimo de izquierda me dice que esto se resuelve con hambre, goma, balazos y muertes, pero sinceramente espero que no sea así. Los paros son muy seguidos, la hiena Vidal amenaza con descuentos y propone bonos pro – carneros, la adhesión decrece, pero ya no se llega ni al veinticinco del mes. La rata Larreta sigue a la hiena, y aunque podría resolver su conflicto (tiene recursos) no lo hace por solidaridad, o simplemente porque es garca. El garca mayor, Macri (gato) se escandaliza y le pregunta a Durán Barba qué hacer… por empezar podría saber cuánto gana un jubilado, digo yo…

            Pero si lo material se resuelve, todavía queda lo otro, lo simbólico. En estos meses, (y seguirá pasando cada vez que pidamos algo) a los docentes nos han insultado, menoscabado, ninguneado, bardeado, despreciado, y muchas cosas (malas) terminadas en ado.
            Y de eso no se vuelve.
            El sueldo podrá mejorar, no con Macri (gato), por cierto, pero los docentes tenemos memoria, no nos olvidamos. O por lo menos yo no me olvido.

            De los majules, los lajes, los montenegros, los castros, los viloutas… ni de los Clarines, los Telefés, los Nueves o los Américas… de todos los que boquearon…

            Porque de los hijos de puta no hay que olvidarse.

            Y solo me queda pedir disculpas porque no encontré el modo de incluir a Esteban Bullrich (el Bullrich sobrio) en esta nota. Creo que es ministro de educación o algo así y es un garca, pero quién en este gobierno no lo es…

            Es todo.
             

viernes, 21 de octubre de 2016

Burros y jodidos.



El ministro de Educación de la Provincia de Buenos Aires, Alejandro Finocchiaro (que manda a sus hijos a escuelas privadas), manifestó en una reciente entrevista que el sueldo promedio de los docentes en esa provincia es de 17.000 pesos.
Este dato, según el ministro es para los docentes que tienen dos cargos, para los docentes con un solo cargo el sueldo promedio es 9.000 pesos.
El INDEC, por otra parte, nos informa en su medición de indigencia y pobreza del segundo trimestre de 2016 que el promedio de ingreso de un hogar pobre es 8.051 pesos y la canasta básica (promedio) de un hogar pobre es 12.851 pesos.
La primera reflexión, obvia, es que docente que no tiene doble cargo no llega a fin de mes ni aún con una canasta básica de hogar pobre. Así, si el docente gana 9.000 pesos y gasta como pobre el sueldo le durará veinticinco días, con fortuna...
El docente rico de los 17.000 pesos tiene más suerte (?). Llega a fin de mes gastando como pobre, por ahí le queda un puchito (si pretende vivir como clase media no le queda nada), pero trabaja mañana y tarde con chicos o adolescentes. Tiene escaso tiempo para su familia, para capacitarse, o para su desarrollo personal. Si es el único sueldo en el hogar, probablemente no tiene auto ni se va de vacaciones. Se suma a esto el desgaste que supone trabajar con chicos o adolescentes, muchas veces en contextos sociales de pobreza, violencia o exclusión. El doble cargo cuesta vida. La inmensa cantidad de docentes en tareas pasivas es prueba de ello.

Se supone que los docentes tienen (tenemos) vocación. Pido disculpas por esto que voy a escribir, pero la vocación (que está bien tenerla) es en muchos casos (para las autoridades y para ciertos sectores de la sociedad) la justificación de estos números de pobreza para los docentes. Con la excusa de que los docentes tienen vocación y hacen lo que les gusta (si así fuera no se por qué eso estaría mal) nos pagan migajas.
Estoy en contra de la vocación como recompensa simbólica. No le pago al verdulero con vocación. Un diálogo gracioso sería: “ Don José, ayer me quedé hasta la madrugada en mi casa preparando clases, haciendo afiches y otras tareas que nadie me paga ni me va a pagar, por lo tanto, usted debe obsequiarme con cinco kilos de papas y dos de zapallitos…”. Don José contestaría algo así como: “No se queje, usted tiene vocación y hace lo que le gusta, son 80 pesos o llamo a la policía”.
A eso me refiero cuando digo que estoy en contra de la vocación, y en consecuencia, a favor de la profesionalización. Cuando uno trabaja gratis habitualmente no está siendo profesional. La docencia es profesional cuando se toma como una profesión. Ser docente es un trabajo, no un sacerdocio. Obviamente para que la docencia avance en ser más profesional los docentes deberán capacitarse, pero esto se lleva muy mal con el doble cargo, por ejemplo.
Las autoridades suelen ser reacias a brindar capacitaciones en servicio, como lo son a cualquier acción que implique desembolsar dinero o que la escuela deje de cumplir su función de depósito de chicos aunque sea por un día (los 180 días de clase, o no-clase, no importa mientras sean 180 días). También suelen derivar el problema a gestiones pasadas o cuestiones de infraestructura.  
Las autoridades actuales son más proclives a realizar evaluaciones tendenciosas con fines estadísticos… como si quisieran responsabilizar a los docentes del bajo nivel educativo actual. Preguntan a chicos anónimamente si los docentes los tratan bien o si les explican… o si perciben planes sociales...

En el caso de la Provincia de  Buenos Aires hay otras explicaciones. Las obvias, como son la pobreza (la de Alemania del 5 % o la actual del 30%, que parecen que fueran la misma), la droga, la violencia… y otras no tan visibles: el sistema educativo cambió tres veces en quince años, los docentes que se reciben hoy son producto de la EGB (para decirlo elegantemente, hay faltas de ortografía en el pizarrón), sumado al problema de la escasez de docentes. No hace falta ser un genio para inferir que con las condiciones en las que trabajan los docentes hoy, no hay muchas personas que quieran ser docentes. Y con la desocupación que hay, empiezan a aparecer profesionales no formados en la docencia al frente de alumnos (el clásico contador que da matemática o el abogado que da historia). En Finlandia eso no pasa. Porque son profesionales, más allá de la vocación que tengan. A los docentes se les exige porque se los forma bien, y se les paga bien.
            La solución (o un principio de solución) es obvia: hay que capacitar y pagarles mejor a los tipitos que dan clase. De qué sirven las netbooks si el profesor no sabe usarlas. De qué sirve que las escuelas tengan cajas y cajas de libros si no hay docentes que estén en condiciones de usarlos (o en escuelas que no tienen biblioteca, o bibliotecario). Sirven sí, como negociados, por supuesto.
            Hay que pagarle mejor a los docentes. Hay que capacitarlos. Y en consecuencia…

            Con un solo cargo tiene que alcanzar. No más cargo doble (o triple, que también hay)…

            Finalmente, propongo la creación de un índice, el IDD (índice de desprecio al docente). Se calcularía dividiendo el sueldo promedio de los docentes (con doble cargo si quieren, parece que está bien y es saludable estar ocho horas cinco días a la semana con chicos) por el sueldo promedio de otra profesión. Yo elijo a los camioneros. No tengo nada contra los camioneros, justamente los elijo porque son trabajadores profesionales, que quizás pasen el mismo tiempo que un docente frente al aula manejando un camión.
            Trabajan, son sacrificados, pero requieren menos estudios que un docente. Y lo fundamental, un país que jerarquice la educación no debería consentir que sus docentes cobren menos que sus camioneros. O que los porteros de un edificio.
            Según Infobae, el sueldo promedio de los camioneros era en mayo 23.000 pesos (ahora es más pero tomemos mayo). De este modo, el IDD sería 0.74. Un docente en promedio gana el 74 % de lo que gana un camionero. En CABA y en algunas otras provincias quizás el IDD sea más alto, pero no es el punto. El punto es que materialmente, se valora más la tarea de un camionero o un portero de edificio que la tarea de un docente. Recordemos el IDD en época de elecciones (nacionales o gremiales).

            Es triste, y no parece que esto vaya a cambiar…
           

“Bueno, Don José, le pago las papas y los zapallitos, pero ¿Qué hago con mi vocación?”
            Me parece que le di pena porque me regaló el perejil.

            Es todo.