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martes, 3 de enero de 2017

Cerrando notas

        
            Macri se puso ocho...



            Bien, dado que soy un pobre docente en enero y no me voy, ni tengo la más remota chance de irme de vacaciones a ningún lado, como hace ya cinco años; voy a aprovechar este resentimiento post-fiestas para hacer un pequeño resumen de este primer año de Macri y ver si yo también le pongo un ocho… 
            No, no me lo creo ni yo, alumno Macri tiene un cuatro y el último gobierno de Cris un tres. La ventaja que tiene ese tres es que ya no puede empeorar, en cambio el cuatro de acá al 2019 puede bajar. Así que los kirchneristas no se quejen, quizás finalmente el gobierno actual resulte ser peor.

            No hubo gobiernos de ocho desde que volvió la democracia… los viejos hablan de Illa, y leyendo parece que fue una buena presidencia, pero con el peronismo proscripto me parece que no cuenta (además no terminó). El primer gobierno de Perón tampoco cuenta por su evidente autoritarismo, más allá de las conquistas sociales que reconozco. De todos modos son la prehistoria, no viví ninguno de los dos gobiernos.
            Así que presidencias de ocho, a mi modesto (y resentido) juicio, no hay. ¿Habrá años de ocho?

            Seamos buenos y condescendientes y digamos alguno (de los que viví y experimenté). Ocho para los primeros dos años de Alfonsín, cuando todavía la economía no había colapsado y los peronistas estaban tranquilos, y ocho para los dos primeros años de Néstor, cuando llamaba al diálogo y todavía había ilusiones y no grietas… y no se afanaba visiblemente, claro…

            Dos ochos siendo tolerantes. Ningún ocho más. Ninguno.

            Pero este no es un análisis de los últimos treinta años, pretende ser un punteo del 2016. Punteo subjetivo (no hay otra posibilidad) en el que voy a indicar la medida de gobierno o el área de gestión, y entre paréntesis la evaluación, buena o mala. Empecemos:

            Salida del cepo (era insostenible, bien)
            Regularización del INDEC (bien, ya no somos Alemania, pero está bien)
            Arreglo con los buitres (coherente con un gobierno garca, no se si estoy de acuerdo pero digamos que bien por la coherencia).
            Privilegios a mineras, sojeras, economías regionales (no se, regular, se verá, aún no se tradujo en nada para el 95 por ciento de la población no beneficiada)
            Educación (mal, sueldos y condiciones miserables, ver artículo anterior o ingresar un rato a cualquier escuela pública de Moreno, por decir algún lugar, para confirmarlo)
            Salud (mal, en este caso se puede visitar el Posadas, el Carrillo, o levantarse a las tres de la mañana para sacar turno de algo en el Santojanni, por ejemplo). En los dos últimos ejemplos rescato a docentes y personal de la salud, obviamente no es su responsabilidad.
            Pobreza (ahora se mide, se ha sincerado… mal, manga de garcas, mal, mantienen los planes para que no haya bardo y nada más)
            Tarifas, ganancias, nombramiento de jueces (pobichitos, están aprendiendo, no saben el procedimiento… mal).
            Seguridad, narcotráfico (dependen de la pobreza, pero mal, no hay prevención, los policías cada vez son más corruptos y están peor formados… es lógico, así como el Bullrich sobrio es contador y no sabe de educación, la piba no sabe de seguridad).
            Trabajo digno, vivienda (no saben qué es eso, y por las dudas, los que estaban antes tampoco).
            Medios públicos (mejoraron, pero era imposible no mejorar, regular).
            Ciencia y Tecnología (mal, por supuesto, para los CEOS es un gasto supérfluo).
            Impuestos (a los giles el IVA, claro, mal, ni los doscientos pesos del débito nos dejan).
            Corrupción (no se, habrá que esperar al próximo gobierno para enterarnos cuánto están afanando ahora).
            Justicia (otro ítem que no puede empeorar… regular)
           

Y paro acá. No menciono la gestión de Bergman en medio ambiente porque no tengo ni idea de qué podría estar haciendo Bergman en medio ambiente. Tampoco escribo sobre el fútbol (gasto que sí es superfluo, aunque no lo es la promoción de los deportes en general). Y la iglesia mierdosa y reaccionaria (con Bergoglio incluido) la dejo para otro artículo…
Por si fuera poco este año hay elecciones. Yo no me presento a nada (la política es para los que tienen plata y tiempo y yo no tengo ninguno de los dos), y siempre termino votando a algún partido que saca el cinco por ciento (con suerte), para burla de mis familiares, conocidos y amigos. Pero sí se algo. No se puede esperar nada bueno en un país en el que se votan candidatos reconocidamente chorros o garcas. De ahora o de antes. Y ya van varias veces que pasa.



Como dijo el Sr. Burns… me quedo con mi cinco por ciento.

Es todo.


PD: Sean buenos y comenten...

           
           

viernes, 21 de octubre de 2016

Burros y jodidos.



El ministro de Educación de la Provincia de Buenos Aires, Alejandro Finocchiaro (que manda a sus hijos a escuelas privadas), manifestó en una reciente entrevista que el sueldo promedio de los docentes en esa provincia es de 17.000 pesos.
Este dato, según el ministro es para los docentes que tienen dos cargos, para los docentes con un solo cargo el sueldo promedio es 9.000 pesos.
El INDEC, por otra parte, nos informa en su medición de indigencia y pobreza del segundo trimestre de 2016 que el promedio de ingreso de un hogar pobre es 8.051 pesos y la canasta básica (promedio) de un hogar pobre es 12.851 pesos.
La primera reflexión, obvia, es que docente que no tiene doble cargo no llega a fin de mes ni aún con una canasta básica de hogar pobre. Así, si el docente gana 9.000 pesos y gasta como pobre el sueldo le durará veinticinco días, con fortuna...
El docente rico de los 17.000 pesos tiene más suerte (?). Llega a fin de mes gastando como pobre, por ahí le queda un puchito (si pretende vivir como clase media no le queda nada), pero trabaja mañana y tarde con chicos o adolescentes. Tiene escaso tiempo para su familia, para capacitarse, o para su desarrollo personal. Si es el único sueldo en el hogar, probablemente no tiene auto ni se va de vacaciones. Se suma a esto el desgaste que supone trabajar con chicos o adolescentes, muchas veces en contextos sociales de pobreza, violencia o exclusión. El doble cargo cuesta vida. La inmensa cantidad de docentes en tareas pasivas es prueba de ello.

Se supone que los docentes tienen (tenemos) vocación. Pido disculpas por esto que voy a escribir, pero la vocación (que está bien tenerla) es en muchos casos (para las autoridades y para ciertos sectores de la sociedad) la justificación de estos números de pobreza para los docentes. Con la excusa de que los docentes tienen vocación y hacen lo que les gusta (si así fuera no se por qué eso estaría mal) nos pagan migajas.
Estoy en contra de la vocación como recompensa simbólica. No le pago al verdulero con vocación. Un diálogo gracioso sería: “ Don José, ayer me quedé hasta la madrugada en mi casa preparando clases, haciendo afiches y otras tareas que nadie me paga ni me va a pagar, por lo tanto, usted debe obsequiarme con cinco kilos de papas y dos de zapallitos…”. Don José contestaría algo así como: “No se queje, usted tiene vocación y hace lo que le gusta, son 80 pesos o llamo a la policía”.
A eso me refiero cuando digo que estoy en contra de la vocación, y en consecuencia, a favor de la profesionalización. Cuando uno trabaja gratis habitualmente no está siendo profesional. La docencia es profesional cuando se toma como una profesión. Ser docente es un trabajo, no un sacerdocio. Obviamente para que la docencia avance en ser más profesional los docentes deberán capacitarse, pero esto se lleva muy mal con el doble cargo, por ejemplo.
Las autoridades suelen ser reacias a brindar capacitaciones en servicio, como lo son a cualquier acción que implique desembolsar dinero o que la escuela deje de cumplir su función de depósito de chicos aunque sea por un día (los 180 días de clase, o no-clase, no importa mientras sean 180 días). También suelen derivar el problema a gestiones pasadas o cuestiones de infraestructura.  
Las autoridades actuales son más proclives a realizar evaluaciones tendenciosas con fines estadísticos… como si quisieran responsabilizar a los docentes del bajo nivel educativo actual. Preguntan a chicos anónimamente si los docentes los tratan bien o si les explican… o si perciben planes sociales...

En el caso de la Provincia de  Buenos Aires hay otras explicaciones. Las obvias, como son la pobreza (la de Alemania del 5 % o la actual del 30%, que parecen que fueran la misma), la droga, la violencia… y otras no tan visibles: el sistema educativo cambió tres veces en quince años, los docentes que se reciben hoy son producto de la EGB (para decirlo elegantemente, hay faltas de ortografía en el pizarrón), sumado al problema de la escasez de docentes. No hace falta ser un genio para inferir que con las condiciones en las que trabajan los docentes hoy, no hay muchas personas que quieran ser docentes. Y con la desocupación que hay, empiezan a aparecer profesionales no formados en la docencia al frente de alumnos (el clásico contador que da matemática o el abogado que da historia). En Finlandia eso no pasa. Porque son profesionales, más allá de la vocación que tengan. A los docentes se les exige porque se los forma bien, y se les paga bien.
            La solución (o un principio de solución) es obvia: hay que capacitar y pagarles mejor a los tipitos que dan clase. De qué sirven las netbooks si el profesor no sabe usarlas. De qué sirve que las escuelas tengan cajas y cajas de libros si no hay docentes que estén en condiciones de usarlos (o en escuelas que no tienen biblioteca, o bibliotecario). Sirven sí, como negociados, por supuesto.
            Hay que pagarle mejor a los docentes. Hay que capacitarlos. Y en consecuencia…

            Con un solo cargo tiene que alcanzar. No más cargo doble (o triple, que también hay)…

            Finalmente, propongo la creación de un índice, el IDD (índice de desprecio al docente). Se calcularía dividiendo el sueldo promedio de los docentes (con doble cargo si quieren, parece que está bien y es saludable estar ocho horas cinco días a la semana con chicos) por el sueldo promedio de otra profesión. Yo elijo a los camioneros. No tengo nada contra los camioneros, justamente los elijo porque son trabajadores profesionales, que quizás pasen el mismo tiempo que un docente frente al aula manejando un camión.
            Trabajan, son sacrificados, pero requieren menos estudios que un docente. Y lo fundamental, un país que jerarquice la educación no debería consentir que sus docentes cobren menos que sus camioneros. O que los porteros de un edificio.
            Según Infobae, el sueldo promedio de los camioneros era en mayo 23.000 pesos (ahora es más pero tomemos mayo). De este modo, el IDD sería 0.74. Un docente en promedio gana el 74 % de lo que gana un camionero. En CABA y en algunas otras provincias quizás el IDD sea más alto, pero no es el punto. El punto es que materialmente, se valora más la tarea de un camionero o un portero de edificio que la tarea de un docente. Recordemos el IDD en época de elecciones (nacionales o gremiales).

            Es triste, y no parece que esto vaya a cambiar…
           

“Bueno, Don José, le pago las papas y los zapallitos, pero ¿Qué hago con mi vocación?”
            Me parece que le di pena porque me regaló el perejil.

            Es todo.