viernes, 14 de abril de 2017

Salas de maestros (o de la vocación y sus consecuencias)


 
            El conflicto docente se hace largo y desgastador. Sindicatos sin otra imaginación que hacer paro cada dos días, en muchos casos con historial de traiciones a las bases (como SUTEBA) intentan sin éxito negociar  paritarias, salarios, condiciones de trabajo, o algo (cualquier cosa) con el gobierno más garca desde que volvió la democracia.
            Ya nos dimos cuenta que a los garcas no les importa mucho la educación. Es más, para que a los docentes les quede bien claro, ya repartieron algunos palazos y gases…

            Mientras tanto, maestros y profesores en las escuelas, como pueden, apaleados, descontados, ninguneados, empobrecidos, y próximamente hambreados, intentan dar clase. Y las salas de maestros se transforman en el lugar de la catarsis, pero también del debate.
            Quien esto escribe (profesor taxi promedio) participa de cinco de estas tertulias. Los temas son los mismos, los enfoques y opiniones a veces difieren. No todos los docentes piensan (pensamos) igual.
            Las inasistencias, la capacitación, el paro, los sindicatos, la economía, la situación social, los precios, son los temas más actuales. A estos se agregan los temas crónicos de la educación y de la vida escolar, los alumnos, los directivos, la violencia en la escuela, el edificio que se cae a pedazos (entre muchos otros), todo esto desarrollado en los diez minutos de recreo por docentes que además, a veces, usan ese tiempo para corregir evaluaciones o comprar ropa o bijouterie (los más ricachones).
            Seamos sinceros. De semejante collage no puede salir una posición política unificada ni coherente. Apenas algunos acuerdos mínimos. Por lo demás, todos somos docentes y todas las posiciones se respetan.
            Hay docentes que mucho de política no les gusta hablar, los hay también conservadores,  kirchneristas, peronistas, de izquierda, anarquistas, y hasta macristas. Y todas las opiniones, más allá de ser o no compartidas, son respetables.
            Pero hay una que me asusta y atraviesa a todas las posturas políticas. Es la opinión de que quien elige la docencia sabe que va a estar mal pago, y que eso es parte de la elección.

            “Pero vos sabías que no ibas a ganar mucho” me dicen habitualmente...

            Parece ser que los docentes tienen algo llamado vocación, por lo tanto hacen lo que les gusta… y por lo tanto está bien que les paguen poco, después de todo trabajan a gusto.
            Y con este razonamiento conformista y pedorro, Vidal, Scioli, Larreta y todos, los de antes y los de ahora, desde Sarmiento (otro garca) en adelante, ya ganaron la primera batalla, la que se libra dentro de nuestras cabezas, la batalla ideológica.
            Nos han convencido que es natural que un docente gane poco, porque siempre en la docencia se ganó poco, ya que la docencia es vocacional… ya desde los profesorados nos meten esto en la cabeza.
           
Así se justifica la diferencia entre el veinte por ciento que nos van a dar y el treinta y cinco que deberían dar para que nuestro salario sea igual de miserable que el año pasado. Ese quince por ciento, que ya no volverá, se pierde no solo por la inoperancia de los sindicatos, también lo hemos perdido en nuestras cabezas. No hay nada que impida que el año que viene estos garcas nos roben un quince por ciento más.

¿Cómo responder al razonamiento pedorro? Es difícil, por empezar habría que quitarle al concepto de vocación ese tufillo religioso o trascendental al que muchas veces se asocia. En mi caso, como buen ateo, la tengo más fácil, no acepto definir vocación como el llamado de nada, no hay dios, no hay alma, en el mejor de los casos puedo aceptar igualar la vocación al gusto por hacer algo, no mucho más.
            Una vez que se corrieron los curas, si la vocación es solo el gusto por hacer algo (y no un llamado o un sacerdocio), no hay ninguna razón para que el salario docente disminuya por el llamado de la vocación. Es más, tampoco los sueldos deberían ser bajos aún con el concepto tradicional de vocación. Pero sin la vocación en el medio es más claro.
            Porque cuando dejamos de ser vocacionales, lo que queda es un trabajador. Un trabajador profesional dedicado a la docencia.
            Escribo una vez más que la educación y las condiciones en las que trabajamos los docentes van a mejorar cuando dejemos de ser seres vocacionales que han oído el llamado en lo profundo de su alma y pasemos a ser profesionales docentes que transmiten eficazmente saberes significativos a través de las generaciones, y por lo tanto, un tipo de trabajador más. Que tiene que tener un salario acorde a su formación.



            El gusto por lo que se hace es importante, pero más lo es ser un profesional bien formado. Es más, concibo la posibilidad de que algún docente, buen profesional, pueda no sentir tanto gusto. Y también habría que pagarle, y pagarle bien… porque la docencia es una profesión, y merecemos ganar lo que nos corresponde, por ser profesionales y trabajadores. Como los camioneros, los bancarios, los trabajadores de los peajes o los porteros de edificios, que en muchos casos estudiaron bastante menos que un docente.
            Basta de razonamientos falaces (pedorros) como el de la hiena Vidal:

            Los maestros si quieren más dinero, que trabajen de otra cosa”

            Hay docentes que piensan así. Y así, ya nos ganaron la batalla ideológica, adentro de nuestras cabezas.

            Es todo.

            PD: le dedico esto a todos los colegas de las distintas salas de maestros, que en algunos casos estimo mucho, pero que piensan más o menos así…
            PD2: Macri (gato) y quiero una remera de esas…

           

viernes, 31 de marzo de 2017

Sin solución (dos veces).




            El conflicto docente no tiene solución. Ni en el plano material ni en el simbólico. Lo material es simple, casi tonto. Los docentes de la Provincia de Buenos Aires (también los de CABA, y los de casi todas las provincias, pero tomo provincia de Buenos Aires, que es la que más docentes tiene) piden un 35% de aumento, 25 % por la inflación de este año y 10% para recuperar lo perdido en el 2016. El gobierno ofrece 19 % en tres cuotas y una escasa suma fija.

            Nadie cede un ápice en sus posiciones, los docentes porque quieren volver a las gloriosas épocas de la gestión Scioli y recuperar el poder de compra de su sueldo que ya era miserable. El gobierno, porque hay orden de Macri (gato) de no dar más del 18 o 19 % para forzar a la inflación a bajar. Si la gente (todos, no solo docentes), tiene menos plata en el bolsillo, los precios deberían bajar o no subir tanto…

            Es un poco ingenuo el plan. En un país en que no se regula nada, con estado ausente, corrupto o mafioso, manda la ley de la selva, son todos garcas, los precios suben igual, y lo que termina sucediendo es que la gente gasta menos, no gasta o no come, según el caso. Hay docentes que no llegan a fin de mes.

Además, si se les concede a los docentes mantener el poder de compra de su triste salario, después los policías, los enfermeros, los metalúrgicos, los taxistas, más en general la chusma, va a querer un aumento similar…

 En resumen, el reclamo es justo, solo que por razones macroeconómicas no le van a dar pelota.

            ¿Cómo hacer para no darle pelota a un reclamo justo y pedalearla? (pedalearla es un verbo bien Pro).

            Lo logran (intentan lograrlo) instalando y exacerbando el conflicto simbólico. Si un trabajador (de la educación) tiene que protestar por su sueldo misérrimo, lo natural es hacer paro. Hay otras posibilidades, como protestas o marchas, pero ante un gobierno inflexible, el paro termina siendo la opción más utilizada…

            Y así comienza el ataque. De los majules, los lajes, los montenegros, los castros, los viloutas… de los Clarines, Américas, Nueves y Telefés, casi todos… porque incluso quienes defienden a los docentes (C5N, quizás Crónica y no muchos más) no resisten el archivo de sus propias opiniones cuando el paro se lo hacían a Scioli.

            De este modo los docentes:
             -Toman de rehenes a los chicos y provocan un perjuicio económico o molestias a los padres, que no tienen donde dejarlos. Los chicos “se dejan” en la escuela… además hay consenso político de los últimos gobiernos acerca de que los docentes trabajan cuatro horas, tienen trabajo estable y tres meses de vacaciones.
            - Son vagos y no se capacitan, por eso nos va tan mal en matemática o lengua y estamos en el 4456° lugar en el mundo… los docentes deberían agradecer que se les paga algo, manga de vagos… y pobre de aquel niño que deba caer en la escuela pública… deberíamos copiar a los chilenos, a esos sí que les va bien…
            - Por si fuera poco, faltan. Se les ocurre tener hijos, ascender o enfermarse. Abusan, se quedan sin voz o enloquecen a propósito, para seguir estafando al ciudadano que les paga el sueldo.
            - Lo del salario oprobioso no es tan grave. Si quieren mejorar su sueldo pueden juntar más de un cargo (cinco por ejemplo, trabajando de madrugada) o tener otro sueldo en la familia. Las maestras que agradezcan que se les paga por hacer algo que les gusta y si quieren plata que se casen con un abogado.
            - Además Baradel es barbudo, sucio, piojoso y viaja seguido (no voy a defender a Baradel, pero es obvio que solo representa a un sector de un gremio, y hasta mayo).
- Es todo política, son todos kirchneristas, son destituyentes, y si alguno no lo es, que se joda por estar en malas compañías, como la mayoría de los 70000 o 150000 que fueron a las marchas. Y hubo uno que le dibujó un helicóptero a un guardapolvo, vean cómo son.

            Y así siguen. Enlodan y menoscaban una profesión que cada vez menos eligen y que es esencial para que un país crezca. Lloran como cocodrilos cada vez que están en campaña, dicen que los maestros deberían ganar cuarenta lucas, y después se vuelven responsables y ofrecen sueldos promedio de quince. Porque la culpa, todos lo sabemos, es de otro.  
           

            Quizás lo material se resuelva. Mi ánimo de izquierda me dice que esto se resuelve con hambre, goma, balazos y muertes, pero sinceramente espero que no sea así. Los paros son muy seguidos, la hiena Vidal amenaza con descuentos y propone bonos pro – carneros, la adhesión decrece, pero ya no se llega ni al veinticinco del mes. La rata Larreta sigue a la hiena, y aunque podría resolver su conflicto (tiene recursos) no lo hace por solidaridad, o simplemente porque es garca. El garca mayor, Macri (gato) se escandaliza y le pregunta a Durán Barba qué hacer… por empezar podría saber cuánto gana un jubilado, digo yo…

            Pero si lo material se resuelve, todavía queda lo otro, lo simbólico. En estos meses, (y seguirá pasando cada vez que pidamos algo) a los docentes nos han insultado, menoscabado, ninguneado, bardeado, despreciado, y muchas cosas (malas) terminadas en ado.
            Y de eso no se vuelve.
            El sueldo podrá mejorar, no con Macri (gato), por cierto, pero los docentes tenemos memoria, no nos olvidamos. O por lo menos yo no me olvido.

            De los majules, los lajes, los montenegros, los castros, los viloutas… ni de los Clarines, los Telefés, los Nueves o los Américas… de todos los que boquearon…

            Porque de los hijos de puta no hay que olvidarse.

            Y solo me queda pedir disculpas porque no encontré el modo de incluir a Esteban Bullrich (el Bullrich sobrio) en esta nota. Creo que es ministro de educación o algo así y es un garca, pero quién en este gobierno no lo es…

            Es todo.
             

viernes, 27 de enero de 2017

Tres publicidades.



          

            
Desde que me recibí de Licenciado en Ciencias de la Comunicación (comunicólogo para los amigos, título inútil si los hay), familiares, amigos y conocidos insisten en que escriba algo que tenga que ver con la comunicación o con los medios.
            Bueno, no lo voy a hacer. Lleva tiempo, plata y ganas escribir algo seriamente. Pero si quieren se los cambio por una breve reflexión sobre tres publicidades (televisivas) que por diversas razones me hartaron.
            Obviamente mi hartazgo no es un concepto semiótico, es más, esto no pretende ser un estudio semiótico ni nada parecido (por supuesto si alguna empresa quiere pagarme por un análisis semiótico no hay problema, pero estas líneas no lo son).
            El hartazgo, en este caso, no se da solamente por la repetición de las publicidades, todas las campañas publicitarias repiten todo lo que pueden, el hartazgo, o enojo en algún caso es también porque en cada una de las publicidades se “desliza” alguna idea que quizás no me gusta…

            Empecemos:

1-     Para vos que sos una rata:

Chan – Chi – To… cortá, cortá que me partís al medio…


La carita de la nena sacando la lengüita, el cerdito alcancía que transpira, todo el deseo de comer helado y la racionalidad de comerse un Danette congelado. Ya me imagino al garca de Macri comprando dos kilos en Danette para la reunión de gabinete, o a Mirtha Legrand sirviéndole Danette helado a los invitados...
No señores, voy a tener que desengañarlos, un Dannette helado no es como un helado de heladería, y un jugo Tang congelado no es un helado de agua. Basta con ese anuncio de mierda que nos trata como ratones.
Siguiente.

2-     Mamá jodida:

Mi promesa es que no soy tu amiga, soy tu mamá…


Esta es más bien de cable, no se ve tanto en los canales de aire. Una “madre exigente” que controla a su hija en la ropa, los horarios, discute con ella, pero la cuida (porque usa Raid, entre otras cosas). Lo que me disgusta en este caso, es la sumisión de la nena ante la actitud autoritaria y dominante de la madre (de hecho los encuadres de la madre son de abajo hacia arriba y los de la adolescente de arriba hacia abajo, para reforzar). También me disgusta la asepsia de los ambientes, limpios y aburridos, parecen personas que nunca dejarían algo tirado o se tirarían un pedo. Finalmente, me molesta el internacionalismo, tanto la nena como la madre son gringas (o vaya a saber de dónde), imagino el mismo aviso en Colombia, Suecia o Túnez solo con la voz en off en otro idioma (de hecho el link es al aviso para Brasil, el aviso en castellano no está).
El desengaño en este caso es que se puede controlar a una adolescente, lo único que se me ocurre es echarle Raid en la comida sin matarla así se tranquiliza…
Último.

3-     Abusemos de Los Beatles.


En este caso no es tanto el anuncio en sí, es contra el concepto: todos hicimos algo de todo eso que se muestra, todos nos identificamos con algún pasaje (y los que no lo hicieron al menos lo entienden, les hubiera gustado ir de vacaciones y sacar la lengua con cara de opa y mostrar la sardina), en cierto modo el anuncio trata de anclar nuestras historias de vida a lo realmente importante… tener Claro como compañía de celular.
Es que las compañías de celulares, que ganan plata a lo tonto y viven de la estafa y el choreo, la única forma que tienen de que alguien recuerde su marca sin una puteada a continuación, es apelar a los Beatles y a las historias de vida y recuerdos de la infancia, en este caso. El desengaño es obvio, por más anuncios lindos que hagan las compañías de celulares son un hato de ladrones.

Y dejo acá. Espero no haber aburrido, y si lo leen, escriban algo, no sean ortivas…
Es todo.



martes, 3 de enero de 2017

Cerrando notas

        
            Macri se puso ocho...



            Bien, dado que soy un pobre docente en enero y no me voy, ni tengo la más remota chance de irme de vacaciones a ningún lado, como hace ya cinco años; voy a aprovechar este resentimiento post-fiestas para hacer un pequeño resumen de este primer año de Macri y ver si yo también le pongo un ocho… 
            No, no me lo creo ni yo, alumno Macri tiene un cuatro y el último gobierno de Cris un tres. La ventaja que tiene ese tres es que ya no puede empeorar, en cambio el cuatro de acá al 2019 puede bajar. Así que los kirchneristas no se quejen, quizás finalmente el gobierno actual resulte ser peor.

            No hubo gobiernos de ocho desde que volvió la democracia… los viejos hablan de Illa, y leyendo parece que fue una buena presidencia, pero con el peronismo proscripto me parece que no cuenta (además no terminó). El primer gobierno de Perón tampoco cuenta por su evidente autoritarismo, más allá de las conquistas sociales que reconozco. De todos modos son la prehistoria, no viví ninguno de los dos gobiernos.
            Así que presidencias de ocho, a mi modesto (y resentido) juicio, no hay. ¿Habrá años de ocho?

            Seamos buenos y condescendientes y digamos alguno (de los que viví y experimenté). Ocho para los primeros dos años de Alfonsín, cuando todavía la economía no había colapsado y los peronistas estaban tranquilos, y ocho para los dos primeros años de Néstor, cuando llamaba al diálogo y todavía había ilusiones y no grietas… y no se afanaba visiblemente, claro…

            Dos ochos siendo tolerantes. Ningún ocho más. Ninguno.

            Pero este no es un análisis de los últimos treinta años, pretende ser un punteo del 2016. Punteo subjetivo (no hay otra posibilidad) en el que voy a indicar la medida de gobierno o el área de gestión, y entre paréntesis la evaluación, buena o mala. Empecemos:

            Salida del cepo (era insostenible, bien)
            Regularización del INDEC (bien, ya no somos Alemania, pero está bien)
            Arreglo con los buitres (coherente con un gobierno garca, no se si estoy de acuerdo pero digamos que bien por la coherencia).
            Privilegios a mineras, sojeras, economías regionales (no se, regular, se verá, aún no se tradujo en nada para el 95 por ciento de la población no beneficiada)
            Educación (mal, sueldos y condiciones miserables, ver artículo anterior o ingresar un rato a cualquier escuela pública de Moreno, por decir algún lugar, para confirmarlo)
            Salud (mal, en este caso se puede visitar el Posadas, el Carrillo, o levantarse a las tres de la mañana para sacar turno de algo en el Santojanni, por ejemplo). En los dos últimos ejemplos rescato a docentes y personal de la salud, obviamente no es su responsabilidad.
            Pobreza (ahora se mide, se ha sincerado… mal, manga de garcas, mal, mantienen los planes para que no haya bardo y nada más)
            Tarifas, ganancias, nombramiento de jueces (pobichitos, están aprendiendo, no saben el procedimiento… mal).
            Seguridad, narcotráfico (dependen de la pobreza, pero mal, no hay prevención, los policías cada vez son más corruptos y están peor formados… es lógico, así como el Bullrich sobrio es contador y no sabe de educación, la piba no sabe de seguridad).
            Trabajo digno, vivienda (no saben qué es eso, y por las dudas, los que estaban antes tampoco).
            Medios públicos (mejoraron, pero era imposible no mejorar, regular).
            Ciencia y Tecnología (mal, por supuesto, para los CEOS es un gasto supérfluo).
            Impuestos (a los giles el IVA, claro, mal, ni los doscientos pesos del débito nos dejan).
            Corrupción (no se, habrá que esperar al próximo gobierno para enterarnos cuánto están afanando ahora).
            Justicia (otro ítem que no puede empeorar… regular)
           

Y paro acá. No menciono la gestión de Bergman en medio ambiente porque no tengo ni idea de qué podría estar haciendo Bergman en medio ambiente. Tampoco escribo sobre el fútbol (gasto que sí es superfluo, aunque no lo es la promoción de los deportes en general). Y la iglesia mierdosa y reaccionaria (con Bergoglio incluido) la dejo para otro artículo…
Por si fuera poco este año hay elecciones. Yo no me presento a nada (la política es para los que tienen plata y tiempo y yo no tengo ninguno de los dos), y siempre termino votando a algún partido que saca el cinco por ciento (con suerte), para burla de mis familiares, conocidos y amigos. Pero sí se algo. No se puede esperar nada bueno en un país en el que se votan candidatos reconocidamente chorros o garcas. De ahora o de antes. Y ya van varias veces que pasa.



Como dijo el Sr. Burns… me quedo con mi cinco por ciento.

Es todo.


PD: Sean buenos y comenten...

           
           

viernes, 21 de octubre de 2016

Burros y jodidos.



El ministro de Educación de la Provincia de Buenos Aires, Alejandro Finocchiaro (que manda a sus hijos a escuelas privadas), manifestó en una reciente entrevista que el sueldo promedio de los docentes en esa provincia es de 17.000 pesos.
Este dato, según el ministro es para los docentes que tienen dos cargos, para los docentes con un solo cargo el sueldo promedio es 9.000 pesos.
El INDEC, por otra parte, nos informa en su medición de indigencia y pobreza del segundo trimestre de 2016 que el promedio de ingreso de un hogar pobre es 8.051 pesos y la canasta básica (promedio) de un hogar pobre es 12.851 pesos.
La primera reflexión, obvia, es que docente que no tiene doble cargo no llega a fin de mes ni aún con una canasta básica de hogar pobre. Así, si el docente gana 9.000 pesos y gasta como pobre el sueldo le durará veinticinco días, con fortuna...
El docente rico de los 17.000 pesos tiene más suerte (?). Llega a fin de mes gastando como pobre, por ahí le queda un puchito (si pretende vivir como clase media no le queda nada), pero trabaja mañana y tarde con chicos o adolescentes. Tiene escaso tiempo para su familia, para capacitarse, o para su desarrollo personal. Si es el único sueldo en el hogar, probablemente no tiene auto ni se va de vacaciones. Se suma a esto el desgaste que supone trabajar con chicos o adolescentes, muchas veces en contextos sociales de pobreza, violencia o exclusión. El doble cargo cuesta vida. La inmensa cantidad de docentes en tareas pasivas es prueba de ello.

Se supone que los docentes tienen (tenemos) vocación. Pido disculpas por esto que voy a escribir, pero la vocación (que está bien tenerla) es en muchos casos (para las autoridades y para ciertos sectores de la sociedad) la justificación de estos números de pobreza para los docentes. Con la excusa de que los docentes tienen vocación y hacen lo que les gusta (si así fuera no se por qué eso estaría mal) nos pagan migajas.
Estoy en contra de la vocación como recompensa simbólica. No le pago al verdulero con vocación. Un diálogo gracioso sería: “ Don José, ayer me quedé hasta la madrugada en mi casa preparando clases, haciendo afiches y otras tareas que nadie me paga ni me va a pagar, por lo tanto, usted debe obsequiarme con cinco kilos de papas y dos de zapallitos…”. Don José contestaría algo así como: “No se queje, usted tiene vocación y hace lo que le gusta, son 80 pesos o llamo a la policía”.
A eso me refiero cuando digo que estoy en contra de la vocación, y en consecuencia, a favor de la profesionalización. Cuando uno trabaja gratis habitualmente no está siendo profesional. La docencia es profesional cuando se toma como una profesión. Ser docente es un trabajo, no un sacerdocio. Obviamente para que la docencia avance en ser más profesional los docentes deberán capacitarse, pero esto se lleva muy mal con el doble cargo, por ejemplo.
Las autoridades suelen ser reacias a brindar capacitaciones en servicio, como lo son a cualquier acción que implique desembolsar dinero o que la escuela deje de cumplir su función de depósito de chicos aunque sea por un día (los 180 días de clase, o no-clase, no importa mientras sean 180 días). También suelen derivar el problema a gestiones pasadas o cuestiones de infraestructura.  
Las autoridades actuales son más proclives a realizar evaluaciones tendenciosas con fines estadísticos… como si quisieran responsabilizar a los docentes del bajo nivel educativo actual. Preguntan a chicos anónimamente si los docentes los tratan bien o si les explican… o si perciben planes sociales...

En el caso de la Provincia de  Buenos Aires hay otras explicaciones. Las obvias, como son la pobreza (la de Alemania del 5 % o la actual del 30%, que parecen que fueran la misma), la droga, la violencia… y otras no tan visibles: el sistema educativo cambió tres veces en quince años, los docentes que se reciben hoy son producto de la EGB (para decirlo elegantemente, hay faltas de ortografía en el pizarrón), sumado al problema de la escasez de docentes. No hace falta ser un genio para inferir que con las condiciones en las que trabajan los docentes hoy, no hay muchas personas que quieran ser docentes. Y con la desocupación que hay, empiezan a aparecer profesionales no formados en la docencia al frente de alumnos (el clásico contador que da matemática o el abogado que da historia). En Finlandia eso no pasa. Porque son profesionales, más allá de la vocación que tengan. A los docentes se les exige porque se los forma bien, y se les paga bien.
            La solución (o un principio de solución) es obvia: hay que capacitar y pagarles mejor a los tipitos que dan clase. De qué sirven las netbooks si el profesor no sabe usarlas. De qué sirve que las escuelas tengan cajas y cajas de libros si no hay docentes que estén en condiciones de usarlos (o en escuelas que no tienen biblioteca, o bibliotecario). Sirven sí, como negociados, por supuesto.
            Hay que pagarle mejor a los docentes. Hay que capacitarlos. Y en consecuencia…

            Con un solo cargo tiene que alcanzar. No más cargo doble (o triple, que también hay)…

            Finalmente, propongo la creación de un índice, el IDD (índice de desprecio al docente). Se calcularía dividiendo el sueldo promedio de los docentes (con doble cargo si quieren, parece que está bien y es saludable estar ocho horas cinco días a la semana con chicos) por el sueldo promedio de otra profesión. Yo elijo a los camioneros. No tengo nada contra los camioneros, justamente los elijo porque son trabajadores profesionales, que quizás pasen el mismo tiempo que un docente frente al aula manejando un camión.
            Trabajan, son sacrificados, pero requieren menos estudios que un docente. Y lo fundamental, un país que jerarquice la educación no debería consentir que sus docentes cobren menos que sus camioneros. O que los porteros de un edificio.
            Según Infobae, el sueldo promedio de los camioneros era en mayo 23.000 pesos (ahora es más pero tomemos mayo). De este modo, el IDD sería 0.74. Un docente en promedio gana el 74 % de lo que gana un camionero. En CABA y en algunas otras provincias quizás el IDD sea más alto, pero no es el punto. El punto es que materialmente, se valora más la tarea de un camionero o un portero de edificio que la tarea de un docente. Recordemos el IDD en época de elecciones (nacionales o gremiales).

            Es triste, y no parece que esto vaya a cambiar…
           

“Bueno, Don José, le pago las papas y los zapallitos, pero ¿Qué hago con mi vocación?”
            Me parece que le di pena porque me regaló el perejil.

            Es todo.