No. Se equivocan. Lo de los diez mil
ojos no tiene que ver con el mundial (creo que lo va a ver más
gente) sino con que hace poco superé las cinco mil visitas. Algunos
de esos ojos serán míos o de mi familia, habrá algún tuerto y
algunos bots que buscan textos con las palabras bomba, Trump y
anthrax en el mismo párrafo (guiño), o similares. A los demás, por
supuesto, les doy las gracias por leer esta cosa que cada tanto
escribo.
Sí es cierto que esta es mi notita de
obviedades acerca del mundial de fútbol... la mayoría de los blogueros que se precien van a escribir una...
Por empezar, tengo que decir que no
tengo nada contra el fútbol. No voy a caer en el exceso de Borges
(de pie, por favor) y decir que son veintidos tipos corriendo una
pelota o algo así. El fútbol es eso, pero también es más que
eso...
El fútbol es un lindo juego colectivo,
sobre todo cuando es jugado. Yo ya estoy grandecito y no corro ni el
colectivo, pero recuerdo con mucha alegría cuando jugaba (mal) al
fútbol con mis amigos. No se si las miles de horas que me pasé
viendo partidos en la cancha o por la tele me han reportado una alegría similar. Quizás en uno
o dos momentos, no mucho más.
Tenemos que desengañarnos. Hay que
decir que cuando uno, sentado en su sillón, o en la cancha, mira un
partido de fútbol, se enfervoriza, insulta, se amarga (estamos en la
beee), o quizás muere de un paro cardíaco, no está haciendo
absolutamente nada que tenga que ver con el fútbol. La única forma
de hacer algo que tenga que ver con el fútbol es jugarlo... incluso
los árbitros y los directores técnicos podrían decir que de algún
modo juegan al fútbol... según como se mire podría ser... no
juegan estrictamente pero son parte del deporte en su faceta
profesional.
Esto último puede ser discutible, pero
lo que no puede negarse es que mirar, aplaudir, putear, amargarse,
discutir, cargar a los amigos, alentar, cantar el hit del verano,
agarrarse a piñas, robarse banderas, romper vidrieras de negocios,
viajar en micros custodiados por tanques, enfrentarse con la policía o con otras hinchadas, o distribuir y
vender drogas diversas, no es jugar al fútbol. Gran parte de muchos
de los problemas que tenemos (la violencia en los estadios por ejemplo)
perderían significado y entidad si esto se entendiera claramente.
Insultar a Higuain, criticar el doble
cinco de nuestra menesterosa selección o pedir la renuncia de
Sampaoli no implica jugar al fútbol ni saber más de fútbol ni
nada. Aunque el fútbol sea un deporte (un lindo deporte colectivo),
en estas instancias solo se es espectador. Higuaín va a seguir
errando goles, Mascherano y Biglia la van a seguir viendo pasar y
Sampaoli va a seguir haciendo declaraciones idiotas (como después
del 6 a 1 con España, por ejemplo).
Somos espectadores de un espectáculo,
de algo que guarda similitud con el fútbol que jugábamos con
nuestros amigos cuando éramos chicos (o chicas, o chiques, para
quedar bien con todos, más allá de que estadísticamente el fútbol
sea mucho más practicado por los varones).
El fútbol profesional implica un
espectáculo deportivo. Y el espectáculo está bien armado. Hay
relatores, opinadores, periodistas, representantes, entrenadores,
psicólogos, expertos en seguridad, policías, políticos... todos tienen que hacer y todos cobran por lo que hacen.
Es que hay algo que no dije. El fútbol,
además de ser once contra once corriendo una pelota y de ser un
lindo deporte colectivo para jugar con los amigos, también es el
principal deporte (popular y cultural) de la Argentina, que da lugar
al principal espectáculo deportivo de este país, que mueve millones
(o billones) en lo económico, otorga prestigio político (macrigato
no me olvido de vos, que así llegaste) y hasta cultural (un filósofo
es Foucault, no Cappa o Menotti)...
Es tan importante el fútbol que por un
rato puede ocultar una dictadura genocida y 30000 desaparecidos...
Por un rato y no para todos, pero puede hacerlo...
Pequeño paréntesis: (Por supuesto,
como no podría ser de otra manera, el deporte nacional de la
Argentina es el pato... cosa de garcas, por supuesto. Gauchos con
poncho tirando de un pato, o de una pelota de rugby con manijas.
Jamás vi (vimos) un partido de pato, ni en vivo ni por la tele, y es
el deporte nacional de mi país. Contradicciones, que le dicen...)
Entonces, el fútbol puede ocultar por
un rato una terrible dictadura (en el pasado), o puede hacer que la
población sea menos crítica a una reforma laboral (en el futuro).
Es un poder que tiene el fútbol pero no es un poder inherente al
fútbol. Quizás es un poder inherente a algo más grande que el
fútbol. Es el poder inherente al circo. Es el viejo pan y circo romano. El
fútbol es nuestro circo (como en USA es el béisbol, el básquet y
el fútbol americano). Nos saca de los problemas de todos los días y
nos da algo de qué hablar por un rato. Y en el caso de los mundiales
exalta además un patriotismo muy idiota.
Bueno (me dirán), ¿pero esto está
tan mal? Y la respuesta que se me ocurre es que no, no está tan mal
mientras hablemos de esto solo por un rato (corto), no nos saque
demasiado de los problemas, sobre todo de los serios y no nos anule
como seres humanos políticos y pensantes. En cuanto al patriotismo idiota, a los ingleses hay que
reclamarles (y quizás cortar relaciones diplomáticas) por el Aras San Juan, no festejarles el gol de Maradona.
Solo somos espectadores de fútbol, en
la cancha o por televisión. Es posible vivir bien y feliz e ignorar
absolutamente todo sobre el fútbol o los mundiales. No estaría tan
bien despreocuparnos o ignorar absolutamente todo sobre una reforma
laboral, las paritarias, el cierre de escuelas o los aumentos de las
tarifas, que posiblemente influyan más sobre nuestra felicidad que
el 1-6 con España.
Es más, gustosamente cambiaría
quedarnos afuera en primera ronda o un 0-5 con Brasil a cambio de una
baja de cinco puntos en la desocupación o la pobreza. Hay cuestiones
que importan más que otras. El fútbol-espectáculo profesional televisado es un juego que yo no estoy
jugando, que mueve millones, y ninguno de esos millones me toca a mí.
Por eso siempre me tomo el fútbol con
calma, y más los mundiales. Porque sé perfectamente que soy
espectador y que nada de lo que pueda pasar en un mundial va a hacer que les paguen más a los docentes, por ejemplo. No creo que la gratificación
simbólica por ganarle a Islandia equilibre un aumento de tarifas o
que la policía siga matando gente (pobre, por supuesto). No me dan muchas ganas de
decir “... chúpenla islandeses...”, es más, me gustaría vivir
en Islandia... hace frío pero hay menos violencia y como docente cobraría
dignamente, al menos.
No se si tengo algún consejo que dar o
algo que decir para cerrar esto. Obviamente, que todos recordemos
durante el mundial nuestra condición de espectadores. Nada de lo que
pase en el mundial cambiará objetivamente nuestras condiciones
materiales de existencia. Como mucho el circo por un rato permitirá
que el congreso de Macrigato apruebe leyes oprobiosas para los
argentinos. Así que hay que estar atentos, no sea cosa que nos caguen una vez más..
Y ya que estamos, en tren de aconsejar
al pueblo argentino (el aconsejador me dicen) diría que traten
(tratemos) de ser menos espectadores. No miremos fútbol, hagamos
fútbol. Es más saludable y no hay que sufrir a Di María, por
ejemplo. Y si como es mi caso, ya no podemos correr ni el colectivo,
hagamos algo en lo que seamos protagonistas. En mi caso, escribo esta
cosa, y juego al ajedrez y al go, entre otras actividades (prometo una notita
sobre el ajedrez en un futuro). Cuando pierdo al ajedrez es culpa
mía, no de Higuaín. Y cuando gano, me pongo contento porque fui yo
el que gané, no Messi.
En principio, es todo.
PD1: soy hincha de Ferro y pongo la
foto de un jugador (Gerónimo Cacho Saccardi) que me proporcionó alguno de los buenos momentos
como espectador de fútbol, comparable a jugar con mis amigos. En
cuanto a partidos, recuerdo el 3-0 en Ríver y un 5-4 a Rácing
después de ir abajo 1-4 (no hice nada en ninguno de estos partidos,
solo fui espectador, pero fue lindo de ver). También aclaro que
tengo amigos de Vélez, que son buenas personas, aunque quizás un
poco pechos fríos...
PD2: lo de los diez mil ojos también
lo vieron los de Adsense, así que si quieren comenten, compartan,
síganme y todo eso... Y si no, por lo menos hagan click en las
publicidades, que si junto un millón de clicks, me dan tres dólares
o algo así... es re-cheto tener publicidades...
PD3: Higuaín podría probar suerte jugando al pato, tendría que buscar jinete...
PD4: ¡Hagan click en las malditas
publicidades! Es una ORDEN.
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