Pasó abril. Y la verdad, cuando
uno no tiene tema o no se le ocurre nada, lo mejor es no escribir
nada, que blogueros que escriben huevadas hay a montones y trato de
no ser uno de ellos.
En lo personal, y siguiendo la
tradición de los distintos gobiernos, a los docentes nos siguen
pagando mierda y tratándonos en el mismo sentido. La responsabilidad
es nuestra que no tomamos la docencia como el sacrificio vocacional
que es. O que no nos casamos con un abogado. O que no tomamos cinco
cargos. Pero ya escribí bastante sobre esto.
Sobre el dólar, no voy a
escribir mucho. Nada más ajeno a la docencia que la cotización del dólar.
Habrá garcas empresarios que se beneficien con la suba del dólar y
giles (nosotros) que se perjudiquen. Habrá garcas periodistas o
garcas economistas que nos expliquen la razonabilidad de la
situación, que en realidad (tratarán de convencernos) es exitosa. Y
a los giles (nosotros) nos parecerá una vez más que nos están
cagando desde arriba de un elefante. Como siempre.
Pero vamos al tema de la nota. Me
interesa escribir esta vez, ya que aún estamos relativamente lejos
de las elecciones, sobre la otredad y la idiotez. El otro es idiota.
Es lo que nos va legando la
grieta. La idea de que el otro, el diverso, el que no piensa como yo,
es un idiota.
Van ejemplos. En algunos estoy
yo...
Empiezo.
Los que apoyan a Cristina son
chorros o son idiotas. Son militontos, están adoctrinados por 678 y no
quieren laburar. Solo quieren planes y fútbol gratis. Son negros
cabeza fácilmente manejables (e idiotas). Y los que no lo son,
afanaron. Por las dudas aclaro, es posible que alguno se haya llevado
algo, pero eso lo debería decir la justicia (risas). Porque el poder
judicial no es precisamente idiota, es una corporación que hará lo
que más conviene a sus intereses. Los simples humanos de a pie nunca
sabremos si Cris se enriqueció ilícitamente o le hicieron una cama.
A mí actualmente me parece que las dos cosas, pero no se nada que
otros no sepan ni que pueda tomarse como prueba, simplemente, como
toda la gilada, me informo, escucho los dos relatos y en este momento
los valoro de esta manera. Espero no ser considerado idiota por
alguna de las dos facciones.
Para finalizar esta parte, es imposible zanjar
aunque sea un poquito la brecha mientras no vayamos más allá de
considerar un idiota manejable a un tipo que cobra un plan, quiere
fútbol gratis o milita en la Cámpora. Quizás el análisis debería
ir más allá y preguntarse (por ejemplo) por las historias de vida
de los negros vagos (idiotas) que idolatran a Néstor o a Cristina. Y
empatizar con un tipo que por ahí pasó por un sistema educativo de
mierda y que no supo nunca lo que es un trabajo en blanco (por dar un ejemplo). Y que Cris y Néstor, si bien no resolvieron el problema estructural para que al tipo le vaya mejor, al menos le dieron algo, se acordaron de él (un plan, fútbol gratis, algo). No hace falta estar de acuerdo con el kirchnerismo. Un poco de
empatía con el tipo es lo que hace falta, nada más.
Sigo.
Los votantes de Macri (gato)
son garcas o son idiotas. Aclaro que no está mal que un garca
apoye al gobierno. Después de todo, a mi juicio este es un
proyecto conservador neoliberal que vela por los intereses de los
garcas. Yo si fuera garca, los votaría. El problema es
caracterizar a los ciudadanos de clase media, media-baja y baja
que votaron esto como idiotas. Quizás no sean estrictamente
idiotas, quizás fueron legítimamente engañados por Durán Barba
y su pandilla de lanatas, lajes, fantinos y majules para votar un proyecto que está claramente en
contra de sus intereses de clase, y ahora no se les hace fácil
reconocer que fueron engañados (esto nunca es fácil)... ¿Alguien
piensa que llamándolos idiotas tres veces por minuto estos
ciudadanos van a analizar siquiera cambiar su voto? Porque si no
queremos repartir los fusiles y hacer una revolución (yo por lo
menos no quiero eso), la mejor forma para correr al gato es que
parte de esta gente cambie su voto... y eso no se va a lograr
refregándoles en la cara lo idiota que fueron. En un sentido
distinto quizás, pero acá también haría falta un poco de
empatía.
Así que finalmente llegamos a un
punto en común. Hace falta un poco de empatía con el otro y no
tratarlo de idiota.
Entonces, en lugar de internarse
en la guerra de memes y de trolls en las redes sociales (o en discusiones en los
asados) en la que cada bando trata de pelotudo, idiota, sin valores,
autoritario, chorro, o lo que sea, al otro bando, más valdría
tratar de empatizar un poco con el otro. Y eso es realmente difícil.
Porque no es cuestión de
empatizar con el que piensa más o menos como nosotros. Eso sería muy fácil. En realidad hay una escala de dificultad en el arte de empatizar, que varía
con cada persona. En mi caso, por ejemplo, empatizo muy fácilmente con seguidores de
Zamora, del FIT, o de la izquierda en general. Me cuesta más
empatizar con los peronistas, ya sean K o no y con los radicales
alfonsinistas. Y tengo que hacer un gran esfuerzo para intentar
empatizar y ponerme en el lugar de un macrista no-garca, ese que fue un poco
engañado y que creyó que iba a mejorar la república y que él no
iba a perder nada, y que por ahí todavía hoy se cree parte de eso.
Peor aún es intentar empatizar con la derecha patriótica, macrista
o no.
Hay por último algún lugar
donde ninguna empatía es posible, en mi caso no podría empatizar
con un genocida, pero no lo llamaría idiota, lo llamaría hijo de
puta.
Como consecuencia, salvando el
último caso, si haciendo un esfuerzo dejamos de tratar de idiota al
que piensa otra cosa, quizás, con algo de suerte, obtengamos algún tipo de
reconocimiento. Por ejemplo, que alguien que votó al macrismo
reconozca que le mintieron y que el tarifazo le rompió el culo, o
que este gobierno cuando termine (y la justicia se les de vuelta) va
a tener más o menos los mismos casos de corrupción que el anterior. O más sencillamente, que los garcas gobiernan para los garcas, que son el 2% de la población, y que el 98% restante suele pasar grandes penurias durante un gobierno garca como este.
O que un kirchnerista reconozca que mentían las estadísticas, que
de la sintonía fina en adelante las cosas ya no fueron bien, que no
todo es culpa de Lanata o de Magnetto (alto garca), que hicieron todo
lo posible para que a Scioli le vaya mal (y lo lograron) y que
tomaron un montón de medidas de mala leche a último momento para
complicar al gato (cosa que el gato aprovechó y todavía sigue con
la pesada herencia).
Así que con la cuestión de la
empatía me aproveché y repartí (empatía, digamos) para los dos bandos. Empatizar
no significa fingir estar de acuerdo, creo que eso está claro...
Ya me veo venir la réplica, que
los zurdos somos cinco y hay seis partidos, que hay que votar al menos malo, que el voto en blanco es caca y todo eso. Y aceptaré las
críticas y las discutiré, mientras note que hay cierta empatía
para conmigo (y sinmigo).
Entonces... no me traten de
idiota.
La forma (a mi entender) de salir
de esta grieta absurda es, a la corta, con un poco de empatía.
Y a la larga, la forma de dejar de
votar sistemáticamente a tipos (y tipas) que nos cagan es, por
supuesto, con educación.
Es todo.
PD1: últimas noticias... el
gobierno subió la tasa de interés al 855000% para que los garcas no
compren dólares. En quince días seguramente volverá a subir el
dólar. Además la revista garca Forbes aconseja a los inversores
rajar de la Argentina... creo que en un par de meses va a hacer falta
mucha empatía (y quizás un helicóptero)... y por si fuera poco
volvió Cavallo...
PD2: hagan click en las publicidades, compartan en las redes y comenten... detrás de mi fingida empatía está el intento (por supuesto) de dominar el mundo...